Sin el 11 de Navarro
La ACB abre un nuevo curso sin la leyenda blaugrana y el reto de reinventarse para ganar competitividad
De nada sirve ser la segunda Liga más importante del mundo cuando sólo importa la primera. Antonio Martín asumió la presidencia de la Liga Endesa con la firme convicción de que la competición debe volver a ser ese referente que fue en su día, antes e incluso después de que su malogrado hermano pusiese el foco de los seguidores en la NBA. “Nuestra Liga tiene valor en sí misma, y esta temporada nos debe servir para intuir el camino que estamos dispuestos a tomar. Queremos despertarnos y despertar al aficionado”, aseguró sin reparos en la presentación de la campaña.
Martín guarda bajo llave el mapa de ese camino que la ACB podría tomar, aunque el reto no es otro que aumentar en competitividad para ganar una afición global y enganchar a más aficionados. Más allá de los planes del nuevo presidente y de cómo se concretan, la nueva temporada está marcada por bajas significadas. La principal, la de un Juan Carlos Navarro que lo ha sido todo en el baloncesto español y que deja al Barça Lassa sin su gran estandarte. Sin olvidar tampoco la de Àlex Mumbrú, quien sin estar en la pista sí estará al frente del Bilbao Basket. O la de Luka Doncic, pilar en un Madrid que la pasada campaña se adjudicó Liga y Euroliga y que ahora ya se perfila como heredero del carisma de Dirk Nowitzki en Dallas.
Por contra, la Liga Endesa cuenta ya en su arranque con una cincuentena de debutantes que se han dejado seducir por la competición, con la Euroliga como principal origen. Un hecho que demuestra que la ACB compite bien con el poder económico de la Liga china o el atractivo de la Liga formativa norteamericana, atrayendo a jóvenes talentos que la ven como un buen trampolín o destino. La apuesta de Sergio Llull por seguir en el Real Madrid renunciando un año más a las ofertas que ha tenido de la NBA es quizá el ejemplo paradigmático de que la ACB tiene gancho.
Con el dominio blanco y la reciente conquista de los de Pablo Laso de la Supercopa Endesa, no se puede afirmar que la competición empiece mucho más abierta que en las ediciones anteriores. Aunque el Real Madrid haya suplido la marcha de Doncic con otro esloveno, Klemen Prepelic, su potencial seguirá estando en su bloque, tan consolidado como conocido por sus rivales más directos. Entre ellos estará un Kirolbet Baskonia en crecimiento deportivo y social –ha superado por primera vez los 10.000 abonados– que también mantiene su bloque. Y, lógicamente, un Barcelona Lassa que pese a las dudas que viene generando desde su estreno en la Lliga Catalana y sus hasta seis altas de esta campaña –Rolands Smits, Kyle Kuric, Chris Singleton, Kevin Pangos, Artem Pustovyi y Jaka Blazic– cuenta con el aval de la Copa de la pasada campaña, donde demostró su capacidad de crecimiento y su competitividad cuando casi nadie contaba con él.
También estarán en la pugna otro equipo que estrena proyecto y técnico como el Valencia de Jaume Ponsarnau, que parte con el objetivo explícito de ocupar una de las cuatro plazas que le permitan volver a la Euroliga; o el Unicaja Málaga ahora dirigido por Luis Casimiro, otro histórico que estrena proyecto para regresar a la Euroliga con cuatro nuevas altas.
La lógica parece indicar que Herbalife Gran Canaria, Iberostar Tenerife o MoraBanc Andorra estarán un escalón por debajo, aunque tanto Salva Maldonado como Txus Vidorreta han declarado su firme intención de meter a los dos equipos canarios en los playoffs e Ibon Navarro parte con un listón muy alto que está dispuesto a superar, como ya demostró en el Barris Nord de Lleida.
No salen a pugnar en la zona alta los otros dos clubs catalanes, Divina Seguros Joventut y Baxi Manresa, aunque tampoco deberían pasar por los apuros de las últimas campañas. Los de Carles Duran pueden respirar tanto dentro como fuera de la pista. En lo deportivo, la inesperada continuidad de Nico Laprovittola, el no menos inesperado aterrizaje de Quincy Miller y el retorno de Marko Todorovic son el mejor aval. Por otra parte, la irrupción de Grífols en el accionariado aporta esa estabilidad que tanto necesitaba la Penya. En cuanto al conjunto de Joan Peñarroya, las altas de Alex Renfroe, Ryan Toolson y Justin Doellman parecen garantizar un roster competitivo, en tanto que la llegada del nuevo patrocinador principal también aporta una gran solvencia económica.
LA AUSENCIA
El Madrid tiene en su bloque su gran potencial, aunque puede echar de menos a Luka Doncic
LA TRANQUILIDAD
Joventut y Manresa han encontrado la estabilidad deportiva y económica que tanto necesitaban