El precio de un alquiler en Ciutat Vella roza ya los 1.000 euros/mes
Los datos oficiales sitúan la renta media de un nuevo contrato en Barcelona en 916 euros
Masificación turística, ocupación desordenada y conflictos en el espacio público, incremento de la actividad delictiva y, no ajeno a todos estos males, un incremento de los precios de la vivienda muy superior al que se registra en el resto de Barcelona. Los últimos datos oficiales, obtenidos a partir de los depósitos de las fianzas de los arrendamientos urbanos que llegan al Incasòl, revelan que, en apenas un año, la renta media de un nuevo contrato de alquiler en Ciutat Vella se ha encarecido en 108,45 euros. Las operaciones cerradas entre el 1 de abril y el 30 de junio de este año sitúan el precio de un nuevo alquiler en este distrito en 923,72 euros mensuales, un 13,3% más que en el segundo trimestre del 2017, cuando la factura era de 815,27 euros.
El precio de los nuevos alquileres en Ciutat Vella se coloca ya ligeramente por encima de la media barcelonesa (916,33 euros/ mes) y sólo por debajo de los que, tradicionalmente, han sido los distritos más caros de la ciudad, SarriàSant Gervasi (1.241,54 euros), Eixample (1.022, 43) y Les Corts (1.046,45).
Nou Barris sigue siendo el distrito con los alquileres más económicos de Barcelona (670,29 euros/mes en el segundo trimestre del 2018), aunque es también, después de Ciutat Vella, el que ha sufrido en el último año un mayor incremento de precios a lo largo del último año, cifrado en este caso en un 10,7%.
A pesar del aumento de precios (un 5,9% en el segundo trimestre de este año respecto al mismo periodo del año pasado), es casi seguro que Barcelona registrará en el año 2018 un récord de nuevos contratos de alquiler y romperá, por primera vez en la historia, la barrera de las 50.000 operaciones. Esto es bastante más del doble que las verificadas en el 2005, cuando se formalizaron menos de 24.000 contratos. En aquella época precrisis, la cultura de la propiedad seguía muy instalada en la sociedad española, y el alquiler, a diferencia de lo que sucedía en muchos otros países europeos, era una opción minoritaria. Pero el cambio de chip, más que en la ciudad de Barcelona, que históricamente ha contado con un parque público de vivienda –aunque a todas luces insuficiente y hasta hace muy poco mayoritariamente de propiedad– , se percibe en el conjunto de Catalunya. Basta comparar los menos de 53.000 contratos de alquiler firmados en el 2005 con los casi 157.000 del 2017, el triple. La cifra del año pasado podría quedar ampliamente superada en el actual, ya que sólo en los seis primeros meses se acordaron en toda Ca- talunya más de 85.000 alquileres.
Los municipios del área metropolitano no viven ajenos a este incremento de la demanda y a la subida de los precios que experimenta la capital catalana. Muchos barceloneses que tras la revisión del contrato arrendamiento se han visto incapaces de hacer frente a la nueva factura han decidido trasladarse a estas localidades del entorno metropolitano, donde las rentas son más económicas. Esto ha provocado aumentos generalizados en la mayoría de los municipios, donde la oferta de las viviendas que se destinan al alquiler es mucho más reducida que en Barcelona.
Así las cosas, la subida más espectacular en este segundo trimestre del año la ha experimentado Badia del Vallès, con un incremento del 40% de un año al otro. En esta localidad, la renta
ECONÓMICO, PERO MENOS Nou Barris, el distrito más barato, registra el segundo mayor incremento, un 10,7%
AÚN EN ZONA DE CONFORT
En la provincia de Lleida las facturas aún no superan la barrera mental de los 400 euros