Ron Perlman
Ron Perlman, actor y productor en Hollywood, premio Màquina del Temps
ACTOR Y PRODUCTOR
El actor (68) que encarnó a Hellboy ha recibido el premio Màquina del Temps del festival de cine de Sitges, y ha presentado, en estreno mundial, Asher, la película en que encarna a un minimalista asesino a sueldo.
Los papeles que más fama han dado al actor Ron Perlman (Nueva York, 1950) le permitirían andar por la calle sin ser reconocido. Guillermo del Toro lo convirtió, hace catorce años, en Hellboy, ese corpulento demonio paranormal de piel roja, con rabo y todo. Pero es que ya debutó en el cine con otro rol peculiar, el de troglodita peludo de En busca del fuego (1981) de Jean-Jacques Annaud. Con títulos como Cronos, La ciudad de los niños perdidos o
Alien: resurrección en su zurrón de intérprete, hace cuatro años se pasó a la producción. En Sitges ha recibido el premio Màquina del Temps y ha estrenado mundialmente Asher,
que produce y protagoniza, encarnando –esta vez, a cara descubierta– a un asesino a sueldo que intentará rehacer su vida al enamorarse.
¿Cómo es Asher?
Un asesino muy entrenado, ex agente del Mossad, ha recibido una formación elitista, exigente, durante décadas. Es un hombre tranquilo, vive de modo discreto tanto en el trabajo como en su vida personal, le gusta el minimalismo, es como un monje, y tiene sus principios. Me recuerda a los personajes con sombras de las películas estadounidenses de los años setenta, cuando se introdujo la figura del antihéroe.
Cae simpático.
Yo, desde luego, quise interpretar la película porque me enganchó el personaje, su código moral, su sentido de la justicia. Se preocupa por los sentimientos de los demás, aunque no tenga ninguna compasión por las personas que debe asesinar. Piensa que el mundo es un lugar mejor sin esas personas.
El casting de secundarios es impresionante. Es imposible no emocionarse viendo a Jacqueline Bisset, la mujer de rojo, haciendo de señora mayor con senilidad.
Es muy extraño: lo que me atrajo de Asher era que me recordaba a las películas de los setenta. Y Jacqueline Bisset y Richard Dreyfuss, que hace del personaje de Avi, son las estrellas más representativas de esa época dorada del cine.
Usted construye el personaje de un modo muy físico, casi no le haría falta ni hablar, ocupa toda la pantalla ya con sus gestos y su modo de moverse.
El trabajo del actor es meterse en la psique del personaje y desaparecer él. Ser esa persona: cómo se mueve por el mundo, qué siente en cada situación, cómo reacciona... Es más que un disfraz, es adoptar otra personalidad. Pensé que alguien tan minimalista, que nunca pide disculpas, que nunca explica lo que hace, requería un estilo determinado, una manera de cocinar incluso.
¿Por qué se hizo productor? Quería tomar más responsabilidad: la financiación, el casting... En el oficio de actor gastas mucha energía en cada trabajo, y no quería ver cómo otros lo destrozaban.
¿Cómo es más feliz?
Nunca dejaré de actuar, es como una droga o una amante, tiene que ver con los sentimientos. Producir es algo poderoso, un trabajo total que nunca se acaba, más holístico.
¿Por qué no hay un Hellboy 3?
Solo me interesaba completar la trilogía de Del Toro, no un proyecto totalmente diferente. Ellos querían convertirlo en una peli de terror.
No le gusta Trump, ¿verdad?
Soy un ciudadano horrorizado porque todo lo bonito y sano de la vida política y social está siendo atacado por ese monstruo demente. Defiende la tortura, separa a familias emigrantes de sus niños, anula el acuerdo del cambio climático... Habla sin parar, sin importarle que lo que dice sea verdad o no. Es un loco dirigiendo un país. Un gilipollas.
“Jacqueline Bisset y Richard Dreyfuss, que aparecen en ‘Asher’, encarnan la era dorada del cine de los setenta”