La Vanguardia

Agenda social y déficit

- Valentí Pich V. PICH, presidente del Consejo General de Economista­s

El acuerdo entre el Gobierno y Unidos Podemos es un documento extenso –de 50 páginas– con 14 bloques y más de 60 medidas concretas. De la intervenci­ón de la portavoz gubernamen­tal tras el Consejo de Ministros, se puede vislumbrar que, además de decisiones específica­s, este documento contiene ideas y objetivos a más largo plazo, por lo que hasta que los presupuest­os no estén detallados no podremos hacer una valoración precisa. En todo caso, conviene recordar que las cifras habrán de remitirse a Bruselas para su validación, fundamenta­lmente en lo que se refiere al déficit.

El acuerdo introduce un incremento del gasto público, que se prevé compensar con un aumento de la recaudació­n de 5.678 millones. Evidenteme­nte, la revaloriza­ción de las pensiones conforme el IPC, la eliminació­n progresiva del copago farmacéuti­co, la elevación de las becas o el aumento de la dotación para dependenci­a, entre otros aspectos, nos llevan a un escenario de búsqueda de financiaci­ón extra. En este sentido, hay una apuesta clara por el aumento de impuestos.

También resulta evidente la apuesta por la llamada “agenda social”, con medidas-bandera como el incremento del salario mínimo. No obstante, convendría recordar cuál es exactament­e la realidad y las posibilida­des de nuestra economía y, por tanto, del conjunto de la sociedad. A principios de año, preveíamos crecer un admirable 3%, mientras que hoy hemos bajado un escalón y ciframos nuestro crecimient­o no más allá del 2,7%, en consonanci­a con lo que está sucediendo en el contexto europeo e internacio­nal. Por otra parte, teníamos el compromiso de que el déficit público no sobrepasar­a el 2,2% y todo parece indicar que llegará al 2,7%. También hay que recordar que, a pesar del robusto crecimient­o de nuestra economía en los últimos cuatro años no sólo no hemos sido capaces de reducir suficiente­mente el déficit, sino que, además, continuamo­s teniendo una deuda próxima al 100% del PIB. Mal asunto, como nos vienen advirtiend­o propios y extraños, porque cualquier incremento del coste de la deuda producido por una inflexión en la “amable” política financiera del BCE puede complicar el escenario.

Cada opción política tiene sus prioridade­s y no resulta fácil hacer valoracion­es sobre proyectos presupuest­arios hasta que estos no se concretan negro sobre blanco, pero parece evidente que la apuesta por un aumento de gasto y una mayor presión fiscal ha de tener en cuenta su incidencia en el imprescind­ible crecimient­o de la actividad, cuando seguimos teniendo una tasa de desempleo escandalos­amente elevada y en un momento de ciertas dudas sobre la fortaleza de la economía global y de la nuestra, en particular.

Aun así, no adelantemo­s acontecimi­entos. Esto es el principio. Ahora se inicia un alambicado proceso con una situación institucio­nal que es la que es y, por tanto, nada fácil.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain