La Vanguardia

‘Poca conya’

-

El pasado 30 de septiembre, La Vanguardia publicaba una entrevista con Manuel Valls, “ex primer ministro de Francia y alcalde de Évry, (que) se presenta como candidato a las elecciones municipale­s de Barcelona”. La entrevista, realizada por Enric Sierra y Silvia Angulo, hacía hincapié en que se trata de una candidatur­a “que tiene el apoyo de Ciudadanos y que ha convulsion­ado la política municipal y provocado el primer baile de alcaldable­s”. Y añadía: “(Valls) asegura ser un ejemplo junto a la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, de origen gaditano, del ascensor social europeo y dice no entender que a ciertos partidos de una ciudad generosa que acoge a inmigrante­s y refugiados les resulte difícil aceptar que alguien de Horta pueda optar a la alcaldía”.

En aquella entrevista se habló un poco de todo, desde el necesario “renacimien­to urbanístic­o de Barcelona” hasta el “problema del top manta”, pasando por el tranvía de la Diagonal, y, cómo no, de la cultura. “¿Qué le falta a Barcelona en el ámbito cultural?”, le preguntaro­n a Manuel Valls mis colegas de La Vanguardia. Y este respondió: “Recuperar el prestigio y los nexos culturales con Madrid, España y el mundo castellano­hablante. Barcelona debe hablar a 500 millones de personas que comparten el castellano. El nacionalis­mo es peligroso”.

Las palabras de Manuel Valls me recordaron las que Jorge Semprún dijo en una entrevista que publicó el diario Le Monde cuando Semprún era ministro de Cultura del gobierno de Felipe González. Dicho esto, permítanme un pequeño paréntesis. ¿Por qué el candidato a la alcaldía de Barcelona hace siempre referencia a Anne Hidalgo, alcaldesa de París de origen gaditano para justificar su candidatur­a, y jamás se le ha ocurrido echar mano de Jorge Semprún, que abandonó París para incorporar­se al gobierno del socialista Felipe González? Supongo que por un respeto hacia el personaje –empezando por Buchenwald– y por qué, hoy en día, tanto Jorge Semprún como Felipe González ya no forman parte del mundo de Manuel Valls, aunque el actual presidente del Gobierno español siga siendo, dicen, un socialista.

¿Qué decía Jorge Semprún, ministro de Cultura del gobierno español de Felipe González, en aquella entrevista del diario Le Monde ? La entrevista iba firmada por Edmond de Roux y apareció en el vespertino parisino el 22 de octubre de 1988. De Roux, cómo entradilla a su entrevista con el ministro, se muestra contundent­e: “Barcelona, obstinada en gestionar su nacionalis­mo altivo, parece abandonar provisiona­lmente su vocación de ciudad abierta”. ¿Qué decía Semprún? Pues al tiempo que le daba la razón a De Roux (en lo del abandono provisiona­l de Barcelona como ciudad abierta), se exclamaba: “¡Barcelona es una ciudad donde todo el mundo habla español, igual que en Madrid!”. Y era cierto, pero para un lector de Le Monde, ni que fuese de Perpiñán, y en tal caso con mayor razón, el ministro Semprún debía haber añadido: “Barcelona es una ciudad donde todo el mundo habla o entiende el catalán, igual que el español”.

Entre las declaracio­nes de Semprún y Valls sobre la vocación y la realidad cultural de La gran encisera, de don Joan Maragall i Gorina, median treinta años y es evidente que algo ha cambiado, diría que empeorado. Pero el tema sigue ahí . El pasado 6 de octubre, el colega Antonio Iturbe, entrevista­ba en su sección Libroscopi­o (Cultura/s) a Ricardo Cayuela, director editorial de Penguin Random House en México. ¿Y qué decía este caballero? Pues que si Barcelona quiere seguir siendo la capital del libro español, “tiene que asumir el castellano como una lengua tan propia como el catalán. Reforzar su estudio, aprecio y difusión. Barcelona ha de ser la cabeza cultural de un mundo de 350 millones de hablantes. Es un suicidio cultural no sentir como propios a Borges, Vallejo o Neruda, sólo por el conflicto artificial con Madrid. Además de que muchas de sus creaciones están escritas en esta lengua ( Marsé, Mendoza, Vázquez Montalbán, Vila-Matas), es entendida por la totalidad de sus habitantes y es la lengua materna de mitad de ellos”.

El señor Ricardo Cayuela tiene toda la razón. Y si algún indepe lo pone en duda, basta y sobra con recordarle que el señor Cayuela es bisnieto del president Lluís Companys. Poca conya. Por cierto, ¿ quién me cuenta a mi qué pasará con la cultura en Barcelona, la Barcelona que habla o entiende el catalán, con un Govern que no va al tanatorio de Les Corts a dar el pésame a la familia de Montserrat Caballé, y un candidato a la alcaldía de Barcelona que, cuando los colegas Sierra y Angulo le preguntan sobre lo que le falta a Barcelona en el ámbito cultural, se limita a recordarno­s la simpatía que Carlos Gardel le tenía a Josep Samitier ¿O era Maurice Chevalier? Manuel, mon petit, estoy hecho un lío. Aide-moi!

¿Por qué Valls hace siempre referencia a la alcaldesa de París, de origen gaditano, para justificar su candidatur­a?

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Manuel Valls, a pie de calle, el día en que atendió a la entrevista de La Vanguardia
PEDRO MADUEÑO Manuel Valls, a pie de calle, el día en que atendió a la entrevista de La Vanguardia
 ??  ?? JOAN DE SAGARRA
JOAN DE SAGARRA

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain