Un incendio intencionado deja 18 heridos en el Eixample
Los Mossos detienen a un brasileño que prendió fuego a un sofá tras pelearse con su hermano en un piso de la calle Aragó
Cuando la primera dotación de los bomberos de Barcelona llegó al número 209 de la calle Aragón, a las cinco de la madrugada de ayer, la situación era caótica. Dos jóvenes medio desnudos gritaban en la calle, mientras varias patrullas de los Mossos d’Esquadra rescataban a un tercer adolescente y su perro, ayudados por una furgoneta que habían hecho colocar bajo el balcón del piso que se estaba quemando. Cuatro pisos más arriba, una decena de pakistaníes se amontonaban en su balcón gritando que se quemaban y amenazaban con tirarse al vacío.
Serenar y calmar a todo el mundo fue casi más complicado que sofocar las llamas del incendio, intencionado, que se inició en el entresuelo segundo. En el piso siniestrado vivían dos hermanos gemelos brasileños. Esa madrugada discutieron y se agredieron. El detenido y acusado de prender fuego a la casa quemando un sofá llevaba el rostro ensangrentado de la pelea anterior.
Antes de ser detenido por una patrulla de seguridad ciudadana del Eixample, el joven gritó que su hermano estaba encerrado en el baño. Varias veces trató de saltar el cordón policial y entrar a buscarlo, pero entre los mossos y los bomberos lograron frenarle y calmarle.
Los bomberos accedieron al inmueble y localizaron al hombre, inconsciente, tirado en el fondo de la cocina. Ante la gran envergadura corporal del sujeto decidieron trasladarlo hasta el piso contiguo y rescatarlo con la cesta de la escalera de bomberos por la fachada principal.
En las maniobras de entrada y salida de los bomberos, uno de los funcionarios introdujo la pierna completa en un orificio del suelo y cayó de espaldas. Otros dos bomberos también se vieron atrapados y resultaron heridos en la misma grieta. En los primeros momentos de absoluto desconcierto, algunos bomberos gritaron que el suelo del piso si- niestrado se estaba viniendo abajo. Pero algo no cuadraba, porque el incendio no llevaba tanto tiempo quemando, ni había tanta carga de fuego ni temperatura para que el suelo se viniera abajo.
Al final, se descubrió que el piso estaba tan destartalado que había un gran boquete en el suelo, desde el que se veía el restaurante vegetariano que hay justo debajo, y que los inquilinos habían tapado colocando encima una tabla de madera.
La mayoría de los vecinos mantuvieron la calma. Pero los jóvenes del cuarto se concentraron en el balcón y gritaban que se quemaban. “¿Habéis cerrado la puerta de la entrada?”, les preguntó a gritos el oficial de bomberos. Al final fue un bom- bero el que entró al piso desde la fachada y cerró la puerta. Por allí les entraba el humo y la temperatura. El resto de los vecinos hizo lo correcto, permanecer en sus casas con las puertas y ventanas cerradas y toallas húmedas en las ranuras para que no se les colara el humo.
Además de los dos hermanos heridos graves, uno en estado crítico, otros 17 vecinos fueron atendidos por intoxicación. El inmueble no presenta daños estructurales. El detenido está acusado de un delito de incendio provocado con peligro para la vida o integridad física de las personas. La Unidad de Investigación del Eixample lleva el caso. Ni el detenido ni los amigos cuentan por qué se peleaban los hermanos.
Tres bomberos resultaron heridos por culpa de un boquete en el suelo que estaba tapado con una madera