La Vanguardia

Un divorcio obligado

Ciudadanos centrará su campaña andaluza en marcar distancias con Susana Díaz y el PSOE

- IÑAKI ELLAKURÍA

Ciudadanos tiene en Andalucía su particular termómetro electoral. Si en el 2014 su sorprenden­te resultado le permitió entrar por primera vez en el Parlamento con nueve diputados, pese a haber configurad­o la lista a última hora, y fue clave en su decisión de dar el salto a la política española, los actuales comicios medirán el estado de salud de Cs con vistas a las municipale­s y autonómica­s en la mayoría de comunidade­s del próximo mayo.

Tras cuatro años haciendo equilibrio­s entre la oposición a la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, y

El PP ya ha lanzado una campaña en Andalucía en la que acusa a socialista­s y liberales de “ser lo mismo”

la coherencia con el pacto de investidur­a que firmaron con los socialista­s , Cs ha diseñado una campaña de choque frontal con el PSOE, dejando desde el primer día claro que no volverán a hacerla presidenta por los graves casos de corrupción que afectan, pero también por “la anomalía” de ser la única autonomía en la que gobierna el mismo partido desde hace 37 años. Los índices negativos del paro, la sanidad o la educación que Andalucía arrastra desde hace décadas formarán parte también de su munición electoral contra el PSOE.

Cs tratará de convertir la cita electoral en una pugna entre liberales y socialista­s, aprovechan­do que ni Podemos ni el PP pasan por su mejor momento en esta comunidad, y de marcar distancia con Díaz. “Tenemos que combatir el mensaje de que hemos sido la muleta necesaria de los socialista­s, de lo contrario estamos muertos”, apuntan en Cs. Y es que la mayoría de simpatizan­tes o votantes del partido muestra un gran rechazo a Díaz e incluso al líder andaluz de Cs, Juan Marín, al que reprochan su “tibia” oposición. Precisamen­te, el PP, consciente de ese punto débil, ya ha lanzado un vídeo de precampaña en el que una rosa roja y una naranja se abrazan y se besan, con una voz de fondo que afirma: “Son lo mismo”.

Hay un dato sorprenden­te y nítido en este sentido. En las primarias de Cs, la candidata alternativ­a a Marín, la ingeniera industrial Elena Bago, una desconocid­a, logró un 30% de los votos de los militantes en apenas 48 horas con una fórmula sencilla: denunciar que Marín estaba entregado a los socialista­s.

“El PP y Podemos van a intentar vincularno­s al PSOE, nosotros debemos conseguir que nos vean como la única opción para batir a Díaz”, afirma el dirigente de Cs José Manuel Villegas. Según los datos demoscópic­os que maneja Cs, los socialista­s tienden a la baja, y PP y Podemos no despegan. Creen que Cs puede convertirs­e la segunda fuerza e incluso no descartan que puedan sumar con el PP una mayoría de gobierno alternativ­o a una coalición de PSOE y Podemos. “Necesitamo­s que el flujo de votantes del PP que nos viene no cese (Isabel García Tejerina nos ha hecho un favor), pero también ganar más apoyos socialista­s”, reconocen.

La primera decisión ha sido echar mano de la líder en Catalunya, Inés Arrimadas, de origen andaluz y cuya popularida­d en esta tierra se disparó tras el 21-D. Arrimadas llevara el peso de la candidatur­a y se confrontar­á con Díaz. “Tenemos sondeos que indican que con ella como candidata y pelearíamo­s por la victoria”, aseguran. La segunda es tratar de convencer a los electores que dicen la verdad cuando aseguran que no pactarán con el PSOE, bajo una idea: este Cs no tiene nada que ver ni en Andalucía ni en el conjunto de España con el de hace cuatro años. “Estamos preparados para gobernar o, si es necesario, liderar la oposición a Díaz”, asegura Villegas. No obstante, nadie en Cs se atreve a especular hoy sobre un escenario postelecto­ral muy incierto.

 ?? JULIO MUÑOZ / EFE ?? La presidenta andaluza, Susana Díaz, y el dirigente de Cs, Juan Marín, en una reunión en mayo del 2017
JULIO MUÑOZ / EFE La presidenta andaluza, Susana Díaz, y el dirigente de Cs, Juan Marín, en una reunión en mayo del 2017

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