Repartidores
Quince millones y medio es el número de desplazamientos anuales de los vehículos que en la ciudad reparten a domicilio las compras adquiridas por internet. Como el comercio electrónico está previsto que siga creciendo a un ritmo anual del 10% o el 15%, imaginémonos dónde nos podemos situar en mucho pocos años. El grueso de estas ventas son de operadores sin presencia física en la ciudad, a la que no contribuyen fiscalmente pese a su uso intensivo de la estructura urbana. Un uso que es la base de la competitividad de su negocio porque no sólo se ahorran costes fiscales, sino los derivados de la atención física a los compradores, sobre todo en locales y personal.
Mientras se produce una intensa lucha entre los diferentes usos que compiten por el centro de nuestras ciudades, hay operadores que lo utilizan completamente gratis mientras generan externalidades negativas –congestión, contaminación– que son las grandes plagas contra las que la administración municipal batalla cada día con carriles bici en abundancia –aunque sólo el 18% de los usuarios utilizan la bici para sustituir desplazamientos que antes hacían en vehículos a motor –, peatonal izac iones ysuper manzanas, refuerzo del transporte público ... Pero ninguna iniciativa des ta cable con respecto al reparto y a la carga y descarga.
A estas alturas, motoristas y repartidores son los únicos que pueden estacionar gratuitamente en el centro de Barcelona. En el reparto, la única política adoptada es tratar de optimizar el uso efectivo de las zonas de carga y descarga mediante estancias máximas. En el caso del comercio electrónico,
El grueso de la venta del comercio electrónico pertenece a operadores sin presencia física en la ciudad
sin embargo, han empezado a proliferar los vehículos de particulares que se sacan un sobresueldo como repartidores informales y estos, dado que no pueden acceder en las zonas de carga y descarga, para los cinco o diez minutos a que necesitan, aparcan en doble fila o en encima la acera.
Los desplazamientos generados por el comercio electrónico son relevantes por su tasa de crecimiento y la competencia desleal que hacen posible. Pero sólo son la punta del iceberg. Todos los comercios y establecimientos de restauración reciben varias visitas diarias de proveedores. El encarecimiento del espacio comercial ha hecho desaparecer los almacenes de los establecimientos y ha sido sustituido por el suministro inmediato y de elevada frecuencia.
Desde Barcelona Oberta, autores del estudio que nos ocupa, se propone establecer una tasa al reparto a domicilio, además de promover puntos de recogida que concentren los envíos en un determinado radio asequible a pie. Es una propuesta valiente viniendo de una organización empresarial y teniendo en cuenta que una tercera parte de los comercios físicos ya vende también por internet. Pese a las dificultades prácticas y las presumibles reticencias del sector de la distribución, habría que avanzar por este camino, pero implantando la tasa a todas las actividades de reparto en el centro de la ciudad. Y es que sólo hacemos un uso racional de aquello que tiene un precio, en este caso el codiciado espacio urbano.