Una activista anticorrupción muere por un ataque de ácido en Ucrania
El odio y la intolerancia se cobraron ayer otra víctima en Europa. La activista ucraniana Kateryna Handzyuk falleció a los 33 años víctima de un ataque de ácido que sufrió el pasado 31 de julio. Tras cuatro meses en el hospital y once operaciones quirúrgicas, los médicos no pudieron hacer nada para salvar a esta joven, cuya vida arrebató un asesino de identidad aún desconocida. La investigación está abierta y las autoridades han detenido a cinco sospechosos, de los que no han revelado ningún detalle.
Handzyuk era activista y asesora del Ayuntamiento de la ciudad portuaria de Kherson, en las orillas del mar Negro. Era conocida por sus críticas a la corrupción policial en Ucrania. En septiembre del 2017, denunció un polémico caso que los tribunales acabaron por confirmar: el jefe del departamento policial de la región, Artem Antoshchuk, se había embolsado comisiones ilegales del 3% en varias adjudicaciones públicas. La vida de Handzyuk se truncó para siempre el pasado 31 de julio, cuando un individuo le roció ácido sulfúrico por la cabeza cerca de su casa.
La activista perdió la visión en un ojo y sufrió quemaduras severas en el 40% de su cuerpo. En un reciente vídeo que protagonizó desde el hospital para el canal televisivo Hromadske TV, Handzyuk, se mostraba convencida de que habían querido asesinarla. “Si alguien hubiera querido silenciarme, podría haberme atacado en los brazos, las piernas o en la cara. Pero lo hicieron en la cabeza”, lamentaba la activista.
El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, expresó ayer sus condolencias a la familia de Handzyuk y llamó a las autoridades a hacer todo lo posible para hallar y juzgar al asesino. Pero su mensaje no parece muy alentador. La muerte de esta joven llega en medio de una ola de ataques contra activistas cívicos en Ucrania. Desde el 2017, se han registrado al menos 55 agresiones contra este colectivo, según apuntan las organizaciones de derechos humanos del país. Ante esta situación, en los últimos meses ha surgido una campaña por todo el Estado que reclama justicia bajo el lema de “el silencio mata”.
Handzyuk resumía bien la indignación que vive el país en aquel vídeo que grabó hace seis semanas: “Sé que mi aspecto es horroroso. Pero estoy convencida que es mejor que la ley y la justicia ucranianas. Nadie las usa como debería”.