Sin santuario polar
China, Rusia y Noruega bloquean una reserva marina en la Antártida
El frágil equilibrio de la zona antártica sigue bajo amenaza, después de que China, Rusia y Noruega hayan expresado su rechazo a crea una gran reserva marina protegida, la mayor del planeta. Los tres países han mostrado su oposición frente al sí de otros 22 estados miembros de la Comisión para la Conservación de los Recursos vivos Marinos Antárticos, reunida este fin de semana en Tasmania (Australia).
La oposición de estos tres países cierra la puerta a crear tres áreas marinas protegidas en al Antártida, el mar de Weddel y la Península Antártida occidental. Se trata de un acuerdo que necesitaba ser alcanzado por unanimidad.
Greenpeace acusó a la comisión internacional de “no cumplir su mandato” de proteger las aguas antárticas, una iniciativa apoyada por casi tres millones de ciudadanos en el mundo.
La zona llamada a convertirse en reserva marina tiene una superficie de 1,8 millones de kilómetros cuadrados –más de tres veces la de España–. En ella, estaría prohibido cualquier tipo de pesca, al estar vetado, por ejemplo, para barcos pesqueros industriales. Ballenas, focas, pingüinos... quedarían a salvo en ese área de protección.
Los expertos lo consideraban crucial también para luchar contra el cambio climático, ya que los mares que rodean la Antártida absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera. Era “una oportunidad para salvaguardar la biodiversidad, luchar contra el cambio climático y mejorar la salud de nuestros océanos. Veintidós delegaciones llegaron a Australia a negociar de buena fe, pero, sin embargo, los sólidos argumentos científicos para la urgente protección marina fueron desviados del debate con intervenciones alejadas de la ciencia, y burlándose de cualquier pretensión de deliberación real”, se queja la responsable de la campaña Proteger la Antártida de Greenpeace España, Pilar Marcos. En concreto, las oenegés acusan a Rusia y China de usar “tácticas dilatorias” para desmantelar y destruir enmiendas, por lo que “casi no queda tiempo para una discusión real” sobre la protección de las aguas del Polo Sur. Por su parte, Noruega está a favor de crear un santuario marino, pero defiende una propuesta propia, que divide el área señalada en dos partes.