La sexualidad rota
Anna Punsoda publica ‘Els llits dels altres’, un relato conmovedor de una chica que sufrió abusos sexuales
La periodista cultural y filósofa de la Segarra Anna Punsoda (Concabella, 1985) debuta en la novela con Els llits dels altres (Amsterdam), un relato conmovedor de una niña que sufre abusos sexuales en el ámbito familiar y que se hace mayor con un embrollo extremo entre el sentimiento de culpa, el control de su cuerpo mediante la anorexia y la búsqueda del amor saltando de cama en cama. Escrita con un temple que atrapa, Els llits dels altres ha ganado el premio Roc Boronat de la ONCE.
Punsoda afirma que hacía tiempo que trabajaba “el tema de las relaciones familiares” y que este texto poco a poco “fue adquiriendo forma”. “La matriz es el primer capítulo, donde se habla de los padres” y “el personaje protagonista salió rodado”, afirma. Niega que haya elementos de autoficción: “Son temas que me han interesado siempre y que socialmente son relevantes” y remarca que “la verosimilitud era muy importante, por ello hay una semejanza de la protagonista conmigo en la edad y la procedencia” leridana.
Punsoda también cuenta que el camino que recorre la protagonista, del abuso a la anorexia y otras consecuencias, “son procesos que siguen un patrón y son bastante habituales”. “La anorexia es una de las consecuencias porque quieren controlar algo y lo que hacen es controlar la comida, que les da una falsa seguridad”, dice la novelista, que presenta los abusos con los ojos de la niña. Es un enfoque nuevo: “Muchos niños viven estos abusos como un juego y no son conscientes de la gravedad hasta que no son mayores”. Punsoda explicita la magnitud en otro capítulo, a través de un “metge del cap”: “¿Sabía que un tercio de las chicas que vomitan y se lesionan esconden algún tipo de abuso sexual?”. La escritora ha querido denunciar “el tratamiento médico superficial, porque no es sólo un problema de peso, sino que tiene que ver con las ansiedades que sufren”.
Otro de los problemas con que se encuentra la protagonista, Claustre –“el único sitio por donde entra la luz en un monasterio”–, es que el entorno familiar no le sirve de nada en su drama, un hecho común en casos así: “Si quería hablar debería hallar sola la fuerza, porque mi familia haría lo que fuera con tal de no escucharme”. La escritora habla de “la sexualidad confusa” de la protagonista cuando se hace mayor, mediante todo tipo de relaciones, y “la dificultad para identificarse con la feminidad”. Cree que de niña “era perversa” y no entiende que la gente no lo sea. De hecho, hay un momento en que se cambian los papeles y pasa a ser abusadora. “Es la ‘cadena del mal’, según la psicoanalista Marie Balmary”, describe Punsoda.
Sus referentes literarios son Vivian Gornick, Agota Kristof y Elizabeth Strout, porque, aunque le gusta Rodoreda, “en sus novelas no hay amor, hay estoicismo”. La cama es el gran protagonista, el escenario de una vida estropeada que, aunque “si naces roto mueres roto”, presenta una cierta reconducción, un punto de esperanza.
La escritora explora el camino de la protagonista confusa hasta que se acerca a algo de amor