Condenas de 3,5 y 5 años de cárcel a los padres de Nadia
Las penas suponen un castigo ejemplar para una estafa
Sentencia con pocas sorpresas en el caso Nadia tras lo visto en el juicio y castigo ejemplar para una estafa. La Audiencia de Lleida considera probado que los padres de la pequeña, Fernando Blanco y Margarita Garau, urdieron juntos un plan para enriquecerse a costa de la enfermedad rara que padece su hija y, por lo tanto, falla que ambos deben ser condenados como autores de un delito de estafa continuada.
Cinco años de prisión para Fernando Blanco, que llevaba la voz cantante en esa familia, y tres años y medio para Margarita Garau, con menos participación en el plan, pero sabedora en todo momento de la magnitud del engaño. La pena impuesta a la madre de Nadia conlleva ingreso en prisión, aunque Margarita Garau, actualmente en libertad, podrá seguir disfrutando de esa situación si presenta un recurso ante el Tribunal Supremo. Fernando Blanco, encarcelado desde diciembre del 2016, continuará en prisión.
El relato de la sentencia se torna especialmente duro al desgranar la falta de escrúpulos de unos padres que convirtieron una desgracia, la enfermedad genética incurable de su hija, en una oportunidad para ganar dinero a costa de esa dolencia. Esa pareja, considera probado el tribunal, se aprovechó del buen corazón de miles de ciudadanos a los que hicieron creer, en conversaciones privadas, actos públicos y entrevistas en medios de comunicación, que la vida de Nadia corría grave peligro y que su hija podía morir en cualquier momento si no era sometida a costosas operaciones en el extranjero. Todo era mentira, recoge la sentencia, pues si bien es cierto que Nadia padece una dolencia que afecta a su desarrollo cognitivo y físico, esa enfermedad no entraña en su caso un riesgo inminente de muerte con el tratamiento adecuado.
La sentencia sólo ha podido probar documentalmente el ingreso de 422.000 euros por esas donaciones anónimas de ciudadanos, una cifra inferior al millón largo de euros que los Mossos estimaron en su investigación que ingresaron Fernando y Margarita entre los años 2010 y 2016. Una fortuna conseguida en su gran parte, continúa la sentencia, tras “acudir en varias ocasiones a distintos programas de televisión (...) en los que aparecían en compañía de la menor interactuando con ellos y donde manifestaban que necesitaban dinero para la investigación de la enfermedad de la niña y sufragar los elevados costes de falsos tratamientos e intervenciones quirúrgicas en el extranjero que precisaba la pequeña”, recoge el fallo. Ni Fernando Blanco ni Nadia –se comprobó durante el juicio– tenían pasaporte, por lo que las visitas a hospitales de Houston y otros países de medio mundo que decía haber realizado el padre con su hija eran pura invención.
Pero Fernando y Margarita no se conformaron con engañar a todo aquel que quería escucharles sobre la enfermedad de su hija. Con un estudiado ánimo de dar más pena y aumentar las donaciones “llegaron a afirmar falsamente que Fernando Blanco se encontraba aquejado por un cáncer de páncreas (...), lo cual tampoco era cierto”. Dichas maniobras, recoge la sentencia, “lograron efectivamente su cometido”.
De todo ese dinero ingresado en donaciones los padres sólo han podido justificar un gasto de 2.700 euros en gastos médicos para su hija en la clínica Universitaria de Navarra. El resto del dinero lo utilizaron para llevar un elevado ritmo de vida, mientras se presentaban en esas entrevistas televisivas y ante sus vecinos como una pareja desesperada por carecer de recursos económicos para destinarlos a la curación de la enfermedad de Nadia.
Cuando fueron arrestados, en diciembre del 2016, los Mossos encontraron en la casa que tenían alquilada en Fígols i Alinyà (Alt Urgell) diversas huchas utilizadas en recolectas populares tiradas por el garaje de la vivienda. Aún había dinero dentro de ellas, “lo que da una idea –recalca la sentencia– de la holgada cotidianidad en la que vivían”.
El tribunal sólo puede probar 420.000 euros en donaciones del más del millón apuntado por los Mossos