Un éxito menos tremendo

DONALD Trump tuiteó al conocer los resultados electorales del martes: “Tremendo éxito esta noche, ¡gracias a todos!”. Como ha escrito el filósofo Harry Frankfurt, de la Universidad de Princeton, Trump es alguien que habla sin guardar respeto alguno a la verdad: “Lo que dice es cierto sólo a veces, y cuando no lo es le da igual, porque, de entrada, no era ese el propósito de su discurso”. Así que las palabras del presidente son parte de la verdad, pero no toda la verdad. Un tremendo éxito hubiera sido repetir mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado, pero los republicanos perdieron en la Cámara Baja y mantuvieron la ventaja en el Senado. La hegemonía republicana, que duraba desde hacía ocho años, se acabó de golpe en el Congreso, lo que permitirá un control institucional de Trump que hasta ahora no era posible. Aunque mantener el Senado posibilita frenar cualquier intento de tramitar la destitución del presidente. No le han ido mal las elecciones al inquilino de la Casa Blanca, pero los dos años que le quedan por delante no serán un camino de rosas. Así que el tuit más ajustado a la verdad hubiera sido uno que dijera “éxito relativo”. Pero Trump está reñido con el rigor. La oratoria no es un factor del arte de gobernar, sino de la política espectáculo.

El arquetipo de elector del presidente es varón blanco mayor de 50 años, con nivel adquisitivo alto y estudios medios. Igualmente, el peso de la América rural es relevante. Los demócratas han movilizado a los votantes de las capas urbanas aunque no en número suficiente. En Florida, que es considerado el estado que mejor resume el país, el republicano Ron DeSantis ha ganado al afroamericano Andrew Gillum por unos pocos puñados de votos. El país está dividido casi al 50%. Y en este contexto aparecen caras nuevas interesantes, como la de Alexandria OcasioCortez, una socialista del Bronx que, con 29 años, se convierte en la congresista más joven de la historia del país.