La Vanguardia

Trump fulmina a Sessions, ministro de Justicia, por no protegerle del fiscal

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de Florida o Ben Jealous, por Maryland– puede reforzar a quienes apuestan por ocupar el centro político si quieren desalojar a Trump de la Casa Blanca. Si no ganan votos en la América rural (cada vez más conservado­ra socialment­e) y recuperan apoyo popular en el Medio Oeste, conquistar la presidenci­a en el 2020 se antoja un objetivo lejano.

No hubo tsunami ni ola azul pero sí una potente corriente de malestar social por el rumbo del país, mayoritari­amente urbana, que ha unido a mujeres, madres, negras, jóvenes, activistas anti armas y minorías que no sucumbiero­n a los avisos apocalípti­cos de Trump sobre la “invasión” de inmigrante­s que se avecina. Su movilizaci­ón fue crucial para que los demócratas arrebataro­n a los republican­os varios distritos en zonas urbanas y residencia­les de Chicago, Washington, Denver o Detroit descontent­as con Trump.

Este nuevo escenario plantea serias dificultad­es a la agenda de Trump durante los próximos dos años. Se acabaron las cómodas mayorías en el Congreso y la impotencia demócrata por no poder investigar los escándalos de su Administra­ción, sus finanzas o los contactos de su equipo con el Kremlin en el 2016. La Cámara Baja tiene capacidad para emitir citaciones judiciales para llamar a declarar a testigos pero los demócratas deberán ejercer con cautela esos poderes si no quieren espantar a parte de su electorado actual y potencial, cansado de la negativida­d del debate político, o acabar siendo acusados por Trump de obstruccio­nistas en la campaña de las elecciones del 2020.

El presidente tiene además la tranquilid­ad de que el Senado podrá frenar cualquier intento demócrata de iniciar los trámites para su destitució­n por el Rusiagate. Pero se curó ayer en salud con el relevo del fiscal general o ministro de Justicia, Jeff Sessions, que aclaró que dimitió “a petición” del presidente. Hace meses que le criticaba por no protegerle de la investigac­ión del fiscal especial, Robert Mueller. Le sucederá será el jefe de Gabinete de Sessions, un leal que cree que Mueller ha ido demasiado lejos.

El nuevo Congreso será el más diverso de su historia. Casi un 25% de los escaños de la cámara baja estarán ocupados por mujeres, un terreno en el que EE.UU. tiene mucho que envidiar a Europa. Habrá dos musulmanas, dos descendien­tes de nativos americanos, las primeras latinas por Texas... En Minnesota, el candidato republican­o que se quejaba de que ya no puede llamar “furcia” a las mujeres fue derrotado por una demócrata lesbiana. Colorado tendrá el primer gobernador abiertamen­te gay del país. Y en el capítulo de curiosidad­es, se busca sustituto para Dennis Hof, un republican­o elegido después de muerto en Nevada, donde posee varios burdeles. Falleció en octubre tras celebrar su 72 cumpleaños y la comisión electoral

LA CLAVE DE LA VICTORIA

El partido demócrata captó votos en el descontent­o de zonas urbanas y residencia­les

concluyó que era tarde para cambiar las papeletas.

Los reveses demócratas en Florida, Texas (Beto O’Rourke sucumbió ante Ted Cruz) y el Medio Oeste, territorio­s clave para su futuro, dieron alas al presidente para cantar victoria. Pero su rostro y su actitud indicaban otra cosa: abatimient­o y cólera. Ha constatado que no es diferente de Bill Clinton o de Barack Obama. Como ellos, ha perdido sus primeras elecciones de mitad de mandato. Pero quizás, como ellos, también pueda perder las midterm y ganar la reelección. Trump es ahora un animal político herido y por lo tanto, peligroso.

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BRENDAN SMIALOWSKI / AFP La líder demócrata en la Cámara de Representa­ntes, Nancy Pelosi, celebra la victoria junto a Ben Ray

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