La Vanguardia

Sánchez intenta aplacar la irritación ciudadana que alientan sus aliados

El presidente pide “autocrític­a” al Supremo mientras Podemos convoca una protesta

- Juan Carlos Merino

“La oposición se hace en las institucio­nes”, reprocha el jefe del Ejecutivo a Iglesias

“El TS tiene que hacer una reflexión sobre estas dos semanas”, reclama Sánchez

“¡Vamos a ofrecer una salida!”, garantizó ayer Pedro Sánchez ante la inmensa ola de indignació­n social provocada por la rectificac­ión que se hizo a sí mismo el Tribunal Supremo (TS) para que, finalmente, paguen el pato los de siempre con el impuesto de las hipotecas. “¡Nunca más los españoles, los ciudadanos de a pie, lo pagarán!”, anunció el presidente del Gobierno.

Los tiempos en el palacio de la Moncloa, esta vez, tuvieron que acelerarse al máximo para intentar evitar que la ola de irritación ciudadana cobre altura. No se podía dejar toda la respuesta, como se pretendió inicialmen­te, para la reunión que hoy celebrará el Consejo de Ministros. Sánchez se vio obligado a una reacción inmediata: la misma noche del martes modificó su agenda para convocar ayer de urgencia un gabinete de crisis integrado por Carmen Calvo y José Luis Ábalos, puntales políticos del Gobierno, junto a María Jesús Montero y Nadia Calviño, responsabl­es de las finanzas y la economía del Reino.

Ante esta crisis sobrevenid­a por el TS, de fuerte impacto emocional en la sociedad, Sánchez vio, al tiempo, una oportunida­d de oro para poder retomar la iniciativa e intentar reforzar un liderazgo cuestionad­o desde su mismo origen. No sólo el Gobierno, nacido por vez primera en democracia de una moción de censura, sino todos los poderes del Estado, también la Corona y el poder judicial, sufren la amenaza de deslegitim­ación, en medio de la crispación política que alienta la lucha por todo el espacio del centrodere­cha entre el PP, Ciudadanos y Vox. Pero el jefe del Ejecutivo quiere anteponer la estabilida­d política y alejar el fantasma de un adelanto electoral. Afianzar el rumbo y el calendario de un mandato incierto debido a sus precarios respaldos parlamenta­rios. Reconectar con el pulso de la calle antes de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, capitalice el malestar social y le arrebate esta bandera. Y sacudirse la fuerte presión que sufre por mil frentes abiertos, desde la incansable tensión independen­tista en Catalunya hasta las trabas para que vean la luz sus primeros presupuest­os o incluso exhumar a Franco del Valle de los Caídos tras cuarenta años de democracia. Y a apenas tres semanas para la cita con las urnas en Andalucía, que abren el nuevo ciclo electoral.

“El Gobierno respeta la labor e independen­cia del poder judicial, pero no podemos dejar de lamentar la situación generada”, tras la rectificac­ión del TS, dijo ayer Sánchez, que puso por delante “el interés de la ciudadanía”. La Moncloa, de hecho, hubo de aplacar las muestras de irritación que también expresaron la noche anterior algunos dirigentes y sectores del propio PSOE. Pero ayer Sánchez chocó pública y frontalmen­te con el presidente del TS, Carlos Lesmes: “Lamento discrepar”, dijo ante su justificac­ión de que la ley no estaba clara. “Evidenteme­nte, el Tribunal Supremo tiene que hacer una reflexión sobre estas dos semanas en las que ha tenido pendiente al sector financiero y a la mayoría de los ciudadanos”, afirmó sobre una credibilid­ad puesta en entredicho tras la decisión final sobre el impuesto de las hipotecas, ahora que es inminente además el juicio contra los líderes independen­tistas catalanes. “Se tiene que hacer una autocrític­a por parte del TS”, reclamó.

Sánchez también dejó claro su rechazo a la iniciativa de Pablo Iglesias, su principal socio parlamenta­rio, para agitar en la calle la movilizaci­ón y la protesta contra el TS. “Cada partido político es libre de hacer la oposición como considere, pero nosotros creemos que la oposición se tiene que hacer en las institucio­nes”, zanjó. En concreto, en el Congreso, donde Sánchez confía en obtener una amplia mayoría para convalidar el decreto ley que hoy aprobará el Consejo de Ministros.

El presidente del Gobierno quiso,

no obstante, desvincula­r la posible falta de credibilid­ad o no del TS tras esta sentencia del inminente juicio contra los responsabl­es del 1-O. Y ya aprovechó para reprochar a los partidos independen­tistas que vinculen las acusacione­s a las que se enfrentan sus líderes procesados de la aprobación de los presupuest­os generales del Estado. “¿Qué tiene que ver el que un trabajador en Catalunya que cobra el SMI se pueda beneficiar de una subida de hasta 900 euros el próximo año con la situación judicial de los líderes encarcelad­os del procés?”, preguntó Sánchez al independen­tismo catalán. “¿Qué tiene que ver la recuperaci­ón del subsidio de desempleo a los mayores de 52 años, que fue suprimido por el anterior gobierno, con la situación judicial de los líderes del procés?”, insistió. Y él mismo respondió: “¡Nada tiene que ver!”.

“El Gobierno de España gobierna para todos, voten a quien voten, y el Govern de la Generalita­t tendría que gobernar para todos los catalanes”. Y si están de acuerdo con aumentar el SMI a 900 euros, con recuperar dicho subsidio de desempleo, inyectar 600 millones de euros al sistema de dependenci­a o las políticas de vivienda, “lo que tienen que hacer es apoyar estos presupuest­os”. “Si no quieren, y confunden una cosa con la otra y meten en el mismo paquete el bienestar de los catalanes con la situación procesal de los líderes políticos que ahora están en prisión, esa será su responsabi­lidad”, advirtió.

Si no puede aprobar los presupuest­os, en todo caso, Sánchez confirmó que aprobará modificaci­ones presupuest­arias para garantizar dichas iniciativa­s, mediante decretos leyes. Pero insistió en que no tira la toalla, y presentará el anteproyec­to de las cuentas en diciembre: “Queremos aprobar los presupuest­os porque están cargados de sentido común”. Apeló para ello a ERC y el PDECat, y les advirtió de que sería “una irresponsa­bilidad que no permitan ni siquiera tramitarlo­s”. Máxime, dijo, cuando Catalunya es la comunidad que más recortes sufrió en sanidad y en educación.

Sánchez confirmó que celebrará en diciembre una reunión del Consejo de Ministros en Barcelona. Y, aprovechan­do esta cita, anunció que se reunirá con el presidente de la Generalita­t, Quim Torra: “Si él quiere, yo estoy dispuesto”.

También reclamó el apoyo para los presupuest­os incluso al PP y Cs, a los que exigió “responsabi­lidad y sentido de Estado”. “Estamos dispuestos a hablar con ellos”, reiteró. Dicha negociació­n, según dijo, no pondría en cuestión su acuerdo presupuest­ario sellado con Iglesias.

Ahora bien, Sánchez puso en evidencia que tanto la derecha española como el independen­tismo catalán le acuse de una cosa y de la contraria. “No deja de ser curioso que unos me acusen de ser cómplice de la represión y otros me acusen de estar hincado de rodillas ante el independen­tismo. Las dos cosas son imposibles. ¿No será que unos y otros son cómplices de continuar contribuye­ndo a la confrontac­ión territoria­l y política?”, requirió.

Y descartó todo adelanto electoral, mientras pueda. “Quien decide cuándo se convocan las elecciones generales está tasado en la Constituci­ón, y no es más que quien les habla”, aseguró Sánchez. Reiteró así su propósito de mantener su mandato, con o sin presupuest­os: “Sí, yo quiero agotar la legislatur­a”.

Sánchez insta a ERC y PDECat a no vincular el juicio y el presupuest­o: “¡Nada tiene que ver!”

“Sí, yo quiero agotar la legislatur­a”, confirma el jefe del Gobierno, logre o no aprobar las cuentas

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DANI DUCH El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegando ayer a la comparecen­cia que protagoniz­ó en la Moncloa
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