Sánchez intenta aplacar la irritación ciudadana que alientan sus aliados
El presidente pide “autocrítica” al Supremo mientras Podemos convoca una protesta
“La oposición se hace en las instituciones”, reprocha el jefe del Ejecutivo a Iglesias
“El TS tiene que hacer una reflexión sobre estas dos semanas”, reclama Sánchez
“¡Vamos a ofrecer una salida!”, garantizó ayer Pedro Sánchez ante la inmensa ola de indignación social provocada por la rectificación que se hizo a sí mismo el Tribunal Supremo (TS) para que, finalmente, paguen el pato los de siempre con el impuesto de las hipotecas. “¡Nunca más los españoles, los ciudadanos de a pie, lo pagarán!”, anunció el presidente del Gobierno.
Los tiempos en el palacio de la Moncloa, esta vez, tuvieron que acelerarse al máximo para intentar evitar que la ola de irritación ciudadana cobre altura. No se podía dejar toda la respuesta, como se pretendió inicialmente, para la reunión que hoy celebrará el Consejo de Ministros. Sánchez se vio obligado a una reacción inmediata: la misma noche del martes modificó su agenda para convocar ayer de urgencia un gabinete de crisis integrado por Carmen Calvo y José Luis Ábalos, puntales políticos del Gobierno, junto a María Jesús Montero y Nadia Calviño, responsables de las finanzas y la economía del Reino.
Ante esta crisis sobrevenida por el TS, de fuerte impacto emocional en la sociedad, Sánchez vio, al tiempo, una oportunidad de oro para poder retomar la iniciativa e intentar reforzar un liderazgo cuestionado desde su mismo origen. No sólo el Gobierno, nacido por vez primera en democracia de una moción de censura, sino todos los poderes del Estado, también la Corona y el poder judicial, sufren la amenaza de deslegitimación, en medio de la crispación política que alienta la lucha por todo el espacio del centroderecha entre el PP, Ciudadanos y Vox. Pero el jefe del Ejecutivo quiere anteponer la estabilidad política y alejar el fantasma de un adelanto electoral. Afianzar el rumbo y el calendario de un mandato incierto debido a sus precarios respaldos parlamentarios. Reconectar con el pulso de la calle antes de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, capitalice el malestar social y le arrebate esta bandera. Y sacudirse la fuerte presión que sufre por mil frentes abiertos, desde la incansable tensión independentista en Catalunya hasta las trabas para que vean la luz sus primeros presupuestos o incluso exhumar a Franco del Valle de los Caídos tras cuarenta años de democracia. Y a apenas tres semanas para la cita con las urnas en Andalucía, que abren el nuevo ciclo electoral.
“El Gobierno respeta la labor e independencia del poder judicial, pero no podemos dejar de lamentar la situación generada”, tras la rectificación del TS, dijo ayer Sánchez, que puso por delante “el interés de la ciudadanía”. La Moncloa, de hecho, hubo de aplacar las muestras de irritación que también expresaron la noche anterior algunos dirigentes y sectores del propio PSOE. Pero ayer Sánchez chocó pública y frontalmente con el presidente del TS, Carlos Lesmes: “Lamento discrepar”, dijo ante su justificación de que la ley no estaba clara. “Evidentemente, el Tribunal Supremo tiene que hacer una reflexión sobre estas dos semanas en las que ha tenido pendiente al sector financiero y a la mayoría de los ciudadanos”, afirmó sobre una credibilidad puesta en entredicho tras la decisión final sobre el impuesto de las hipotecas, ahora que es inminente además el juicio contra los líderes independentistas catalanes. “Se tiene que hacer una autocrítica por parte del TS”, reclamó.
Sánchez también dejó claro su rechazo a la iniciativa de Pablo Iglesias, su principal socio parlamentario, para agitar en la calle la movilización y la protesta contra el TS. “Cada partido político es libre de hacer la oposición como considere, pero nosotros creemos que la oposición se tiene que hacer en las instituciones”, zanjó. En concreto, en el Congreso, donde Sánchez confía en obtener una amplia mayoría para convalidar el decreto ley que hoy aprobará el Consejo de Ministros.
El presidente del Gobierno quiso,
no obstante, desvincular la posible falta de credibilidad o no del TS tras esta sentencia del inminente juicio contra los responsables del 1-O. Y ya aprovechó para reprochar a los partidos independentistas que vinculen las acusaciones a las que se enfrentan sus líderes procesados de la aprobación de los presupuestos generales del Estado. “¿Qué tiene que ver el que un trabajador en Catalunya que cobra el SMI se pueda beneficiar de una subida de hasta 900 euros el próximo año con la situación judicial de los líderes encarcelados del procés?”, preguntó Sánchez al independentismo catalán. “¿Qué tiene que ver la recuperación del subsidio de desempleo a los mayores de 52 años, que fue suprimido por el anterior gobierno, con la situación judicial de los líderes del procés?”, insistió. Y él mismo respondió: “¡Nada tiene que ver!”.
“El Gobierno de España gobierna para todos, voten a quien voten, y el Govern de la Generalitat tendría que gobernar para todos los catalanes”. Y si están de acuerdo con aumentar el SMI a 900 euros, con recuperar dicho subsidio de desempleo, inyectar 600 millones de euros al sistema de dependencia o las políticas de vivienda, “lo que tienen que hacer es apoyar estos presupuestos”. “Si no quieren, y confunden una cosa con la otra y meten en el mismo paquete el bienestar de los catalanes con la situación procesal de los líderes políticos que ahora están en prisión, esa será su responsabilidad”, advirtió.
Si no puede aprobar los presupuestos, en todo caso, Sánchez confirmó que aprobará modificaciones presupuestarias para garantizar dichas iniciativas, mediante decretos leyes. Pero insistió en que no tira la toalla, y presentará el anteproyecto de las cuentas en diciembre: “Queremos aprobar los presupuestos porque están cargados de sentido común”. Apeló para ello a ERC y el PDECat, y les advirtió de que sería “una irresponsabilidad que no permitan ni siquiera tramitarlos”. Máxime, dijo, cuando Catalunya es la comunidad que más recortes sufrió en sanidad y en educación.
Sánchez confirmó que celebrará en diciembre una reunión del Consejo de Ministros en Barcelona. Y, aprovechando esta cita, anunció que se reunirá con el presidente de la Generalitat, Quim Torra: “Si él quiere, yo estoy dispuesto”.
También reclamó el apoyo para los presupuestos incluso al PP y Cs, a los que exigió “responsabilidad y sentido de Estado”. “Estamos dispuestos a hablar con ellos”, reiteró. Dicha negociación, según dijo, no pondría en cuestión su acuerdo presupuestario sellado con Iglesias.
Ahora bien, Sánchez puso en evidencia que tanto la derecha española como el independentismo catalán le acuse de una cosa y de la contraria. “No deja de ser curioso que unos me acusen de ser cómplice de la represión y otros me acusen de estar hincado de rodillas ante el independentismo. Las dos cosas son imposibles. ¿No será que unos y otros son cómplices de continuar contribuyendo a la confrontación territorial y política?”, requirió.
Y descartó todo adelanto electoral, mientras pueda. “Quien decide cuándo se convocan las elecciones generales está tasado en la Constitución, y no es más que quien les habla”, aseguró Sánchez. Reiteró así su propósito de mantener su mandato, con o sin presupuestos: “Sí, yo quiero agotar la legislatura”.
Sánchez insta a ERC y PDECat a no vincular el juicio y el presupuesto: “¡Nada tiene que ver!”
“Sí, yo quiero agotar la legislatura”, confirma el jefe del Gobierno, logre o no aprobar las cuentas