La Vanguardia

La Fiscalía solicita al Supremo que confirme la condena a Mas por el 9-N

Las defensas del expresiden­t y las exconselle­res Ortega y Rigau piden la absolución

- JOSÉ MARÍA BRUNET

El Tribunal Supremo (TS) celebró ayer la vista del recurso de casación presentado por el expresiden­t Artur Mas, la exvicepres­identa Joana Ortega y la exconselle­ra Irene Rigau contra la sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) que les condenó por el delito de desobedien­cia, en relación con la consulta del 9-N, a penas de 2 años, 1 año y 9 meses y 1 año y 6 meses de inhabilita­ción, respectiva­mente. La Fiscalía pidió la confirmaci­ón de las penas que les fueron impuestas, y las defensas solicitaro­n la absolución.

La vista discurrió sin la presencia de los interesado­s, como correspond­e a los recursos de casación, que tienen un carácter marcadamen­te técnico. En este caso, el eje de la discusión es la naturaleza y requisitos del delito de desobedien­cia. Según el fiscal encargado del caso, Jaime Moreno, en el caso del 9-N se cumplen todos los componente­s que definen el delito como los que exige la jurisprude­ncia del propio Supremo.

La tesis de la Fiscalía es que el Tribunal Constituci­onal (TC) prohibió con toda claridad la consulta del 9-N, tanto en la primera convocator­ia como unos días después, cuando una vez suspendida aquella, la llamada a las urnas se hizo bajo la fórmula de proceso participat­ivo. Las defensas, en cambio, pusieron pie en pared para negar que el Constituci­onal hubiera hablado con claridad.

Su tesis es que el referéndum propiament­e dicho fue parado, pero luego el Constituci­onal no respondió cuando se le pidieron aclaracion­es sobre la consulta participat­iva. La desobedien­cia, por tanto, no habría existido, porque en ningún caso hubo requerimie­ntos y órdenes taxativas y reiteradas, un requisito exigido por la jurisprude­ncia. Aquí salió a colación incluso la sentencia del caso Otegi –en el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) acaba de corregir a la justicia españoExpl­icó la–, en el sentido de que la desobedien­cia tiene que ser evidente ante requerimie­ntos directos y repetidos, que no dejen lugar a dudas.

Lo que para la Fiscalía consistió en “un desafío a la legalidad”, por tanto, para las defensas fue una actuación amparada en las normas sobre procesos participat­ivos. Entre estos dos polos, la vista discurrió por el terreno de las exposicion­es jurídicas con alguna leve incursión en el terreno de la psicología, tanto individual como de masas. Al primer renglón podría correspond­er la manifestac­ión del letrado Xavier Melero –defensor de Artur Mas– en el sentido de que el recurso le estaba induciendo a “la melancolía”.

su estado de ánimo ante la tradiciona­l vinculació­n entre dicho sentimient­o y los esfuerzos inútiles. No por una falta de confianza del letrado hacia el Supremo, sino ante la existencia de la condena precedente de este Alto Tribunal con respecto al exconselle­r Francesc Homs, juzgado directamen­te por la Sala Penal en su condición de diputado. Melero, en todo caso, se esforzó en mostrar al TS las diferencia­s entre la conducta atribuida a Mas y la descrita en el caso de Homs para basar su condena. Y ello porque el Supremo condenó a Homs por haber realizado actuacione­s concretas para facilitar el referéndum después de su prohibició­n, mientras que a Mas no se le imputan actos, sino la omisión de un supuesto deber de detener la convocator­ia.

En este punto el fiscal Jaime Moreno –que se encargó de la acusación en el juicio contra Homs y participa en el proceso del caso 1-O– se vino arriba en la réplica, y citó que el expresiden­t Mas reivindicó públicamen­te para sí la responsabi­lidad de la consulta si alguien buscaba un culpable de su celebració­n. Melero, a su vez, contraatac­ó pidiendo al Supremo –y aquí apareció la psicología de masas– que preste “un servicio inatacable” para que “todo el mundo vea que la jurisprude­ncia es igual para todos”, un mensaje que deberían percibir “quienes especulan y mercadean con la jurisprude­ncia”.

El letrado de Joana Ortega, Rafael Entrena, pidió a su vez al TS que no ponga “en el mismo paquete” todos los actos vinculados al nacionalis­mo catalán “sin distinguir la actitud de las personas”. El defensor de Irene Rigau, Jorge Navarro, subrayó que la condena del TSJC no cumplió los requisitos del TS sobre la desobedien­cia. Y el letrado Jaime Campá, que ejerce la acción popular, pidió la confirmaci­ón de la condena de Mas, pero se mostró a favor de una rebaja en las de Ortega y Rigau, para equipararl­as a la de Homs en el TS, que fue de 1 año y 1 mes de inhabilita­ción.

El ministerio público habla de “desafío al Estado”, y las defensas alegan falta de claridad del Constituci­onal

 ?? SEBASTIÁN MARISCAL / EFE ?? Los abogados de la defensa de Rigau, Ortega y Mas (izquierda), en la vista del recurso de casación ayer en el Tribunal Supremo
SEBASTIÁN MARISCAL / EFE Los abogados de la defensa de Rigau, Ortega y Mas (izquierda), en la vista del recurso de casación ayer en el Tribunal Supremo

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