La Vanguardia

¿Cómo pueden ayudar los ciudadanos?

- ANTONI TRILLA Hospital Clínic-UB-ISGlobal

Tenemos un solo mundo y una sola salud: la salud ambiental, la animal y la humana están totalmente relacionad­as entre sí. La resistenci­a bacteriana a los antibiótic­os es un problema real y actual. Las previsione­s no son nada halagüeñas: las bacterias van por delante de nosotros y más deprisa que nosotros en su evolución. Son capaces de desarrolla­r o adquirir resistenci­as de forma relativame­nte fácil y evitar así ser destruidas por los antibiótic­os. Cada vez que descubrimo­s una nueva clase de antibiótic­os aparecen inevitable­mente resistenci­as.

Como ciudadanos, lo que hay que entender y aceptar, en primer lugar, es que los antibiótic­os no tienen efecto alguno sobre algunas infeccione­s muy comunes, como la gripe o el resfriado, que están producidas por virus, y tampoco son necesarios en ocasiones para algunas infeccione­s bacteriana­s leves y no complicada­s (otitis, bronquitis o sinusitis). Los antibiótic­os deben ser indicados siempre por un médico tras establecer un diagnóstic­o adecuado y valorar su necesidad, así como la dosis y la duración del tratamient­o. Cuando un paciente necesita antibiótic­os, los beneficios de su empleo superan el riesgo de sus posibles efectos adversos y del desarrollo de posibles resistenci­as. No hay que tomarlos nunca si no son necesarios.

En segundo lugar, realizar bien el tratamient­o: tomar el antibiótic­o a la dosis, frecuencia y duración total que nos ha recomendad­o el médico. Si los tomamos irregularm­ente (menos dosis o menos tiempo del indicado), compromete­mos su efectivida­d y estamos favorecien­do

Hay que aceptar que los antibiótic­os no tienen efecto sobre las infeccione­s víricas

la aparición de resistenci­as.

En tercer lugar, no guardar antibiótic­os en casa para usarlos en el futuro. Consulte a su farmacéuti­co sobre cómo desecharlo­s (si se tiran a la basura o al lavabo pueden contribuir a las resistenci­as).

En cuarto lugar, evitar las infeccione­s siempre que sea posible. Las vacunas son un medio efectivo de prevenir determinad­as infeccione­s, incluyendo algunas producidas por bacterias (neumococo o meningococ­o, por ejemplo). Lavarse las manos, cubrirse la boca al toser y la nariz al estornudar son, entre otras, medidas básicas de higiene que evitan la trasmisión de enfermedad­es infecciosa­s.

Finalmente, hay que procurar tener hábitos de vida saludables y tratar de mantenerse sano (o lo más sano posible…).

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