La crisis de los menores reduce los fondos de contingencia
El Departament de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalitat ha tenido que recurrir hasta tres veces a los fondos de contingencia de los presupuestos en los últimos cuatro meses para afrontar la llegada a Catalunya de menores extranjeros no acompañados. Así lo explicó el conseller Chakir El Homrani en una entrevista publicada ayer por el diario Ara.
En total, la Generalitat ha destinado 29 de los 330 millones con los que está dotado este fondo, que se han añadido al presupuesto propio del departamento de Treball. El martes, sin ir más lejos, se aprobó la última partida hasta la fecha, de casi 14 millones de euros. Anteriormente, en julio, se utilizaron cinco millones y en septiembre diez más.
El Homrani subraya que el Gobierno catalán está haciendo un “esfuerzo muy grande”, creando un centro de acogida a la semana en casas de colonias, albergues u otros espacios residenciales. También apunta que más de 3.000 jóvenes han llegado a Catalunya este año, cuando hasta el 2015 la media era inferior a los 500. Desde junio, ha tenido que firmar dos resoluciones de emergencia para afrontar esta problemática, y añade que ahora ya tiene preparada otra con el fin de agilizar la creación de plazas residenciales, que por la vía normal tardarían meses.
El conseller justifica la falta de celeridad en la creación de plazas a que cada vez es más difícil encontrar educadores sociales. Esta afirmación ha sido replicada reiteradamente por el Col·legi d’Educadors i Educadores Socials de Catalunya, cuyos gestores subrayan que no hay tal déficit de educadores sociales, que es la figura que debe atender en primera instancia a los niños y adolescentes extranjeros en las instalaciones de acogida. Asimismo, alertan de que se contrata a otros perfiles laborales menos cualificados y sin la experiencia requerida.
Y mientras, comisarías de los Mossos d’Esquadra siguen funcionando como alojamientos provisionales de menores que la dirección general de Atenció a la Infància i l’Adolescència no atiende. Pasan la noche en las instalaciones policiales y el día en las calles. Meses después de que estallara la crisis, la situación no mejora.