La Vanguardia

El escondrijo de Capote

- Magí Camps

“Cuando escribes una novela, los personajes te llevan a lugares que no te esperas”. “Los novelistas somos como dioses: matas a un personaje y los Mossos no te vienen a buscar a casa”. Con reflexione­s como estas, ayer el director de La Vanguardia, Màrius Carol, recuperó por un rato su traje de novelista e ilustró al público con mil anécdotas sobre las temporadas que Truman Capote pasó en Palamós.

Con ocasión del festival Barcelona Novel·la Històrica, el auditorio de la Biblioteca Jaume Fuster se llenó para escuchar a Carol, que supo seducir a los asistentes exactament­e como hacía Capote: “Siempre tenía una historia que explicar”. Hace unos años, el novelista se sorprendió cuando descubrió que el autor de A sangre fría había estado largas temporadas en Palamós, de 1960 a 1962, en total más de quinientos días, para escribir su obra más célebre. Y, en cambio, la referencia de la Costa Brava quedaba escondida. Incluso, “en la película que protagoniz­a Philip Seymour Hoffman, unas imágenes que hacen referencia a la Costa Brava se rodaron en Grecia”.

El olfato periodísti­co lo llevó a investigar. Del mismo modo que el periodista Capote leyó, en la página 39 de The New York Times, la noticia de una familia completa brutalment­e asesinada en un pueblecito de Arkansas para acabar robándoles sólo 50 dólares y vio en ello una gran historia, el periodista Carol también supo ver una buena historia en aquellos quinientos días del estadounid­ense

‘L’home dels pijames de seda’ reconstruy­e la estancia en Palamós del autor de ‘A sangre fría’

en la Costa Brava.

Así es como empezó a hurgar: “Me planteé si sería capaz de recrear su estancia en Palamós”. En ese reto lo ayudaron la cocinera de una de las cuatro casas que el escritor alquiló y también el propietari­o del hotel Trias, el señor Colomer, que conserva un ejemplar firmado de Desayuno en Tiffany’s en versión francesa, que fue a comprar en Perpiñán, y es una de las pocas pruebas documental­es que demuestran que Capote sí estuvo allí.

El escritor norteameri­cano viajó en barco desde Nueva York hasta El Havre y condujo su Cadillac hasta Palamós. Carol se sorprende de que su llegada pasara tan inadvertid­a: “Viajaba con su pareja escondida bajo la apariencia de secretario, 25 maletas, 4.000 folios de documentac­ión, un bulldog ciego y un gato. A diferencia de la fidelidad periodísti­ca abrumadora de la obra de Capote, Carol se vio obligado a imaginar “la vida de aquel hombre bajito, siempre vestido de blanco, más abrigado de lo que tocaba”, en aquel rincón de la Costa Brava. El resultado fue L’home dels pijames de seda, que ganó el premio Prudenci Bertrana el año 2009.

Y la conclusión a que llegó Carol es que Palamós fue un escondrijo. Capote “era una socialite de aquel Manhattan frívolo”, “murió de cirrosis antes de cumplir los 60 años”, y en un momento dado se vio obligado a huir para poder escribir A sangre fría, alejándose de aquella vida mundana. El periodista catalán supo descubrir la razón de aquel Palamós oculto y consiguió agrandar aún más –si era posible– la figura de Capote.

 ?? PEDRO MADUEÑO ?? Màrius Carol, acompañado de Fèlix Riera, relató mil anécdotas de Truman Capote en la Costa Brava
PEDRO MADUEÑO Màrius Carol, acompañado de Fèlix Riera, relató mil anécdotas de Truman Capote en la Costa Brava
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