El guardián de las montañas: el Cos de Banders cumple 30 años
SE TRATA ANTE TODO DE UN CUERPO VOCACIONAL QUE TRABAJA POR, PARA Y DESDE EL TERRENO. SU MISIÓN NO ES OTRA QUE LA DE CUIDAR Y VIGILAR EL PATRIMONIO MÁS RICO QUE TIENE EL PRINCIPADO DE ANDORRA: SU NATURALEZA
Garantizar la conservación y la protección del patrimonio natural y velar por el cumplimiento de la normativa vigente en materia de caza y de pesca y de todas las otras normas que se refieren al equilibrio ecológico y al patrimonio natural. Es la misión oficial del Cos de Banders de Andorra, que también realiza trabajos de carácter técnico relacionados con la conservación y el seguimiento de la fauna.
Muchas cosas han cambiado en este cuerpo desde que se creara hace 30 años. Pero hay algo que no: el día a día del equipo siempre es diferente y, casi con toda seguridad, se desarrolla fuera de la oficina. En terreno y no precisamente fácil. En total, diecinueve integrantes divididos en dos comandos velan a lo largo y ancho del territorio andorrano por la protección del medio. Un cometido crucial, pues en Andorra supone hasta el 90% de su superficie total.
Su misión se extiende mucho más allá del cumplimento de la normativa vigente en materia de pesca y caza. Hoy este cuerpo se encarga de hacer recuentos y seguimientos de población de fauna autóctona (rebecos, corzos, quebrantahuesos, águilas reales, marmotas…), realizar el control de perros de razas potencialmente peligrosas, sondear el volumen de nieve en diversos puntos para elaborar los boletines con avisos de aludes o impartir cursos de flora y fauna andorrana para los cazadores que quieran obtener una licencia. Pero hay más.
El Cos de Banders nació en 1988. Por aquel entonces, no contaba con tantos efectivos, pero su misión estaba clara: alguien tenía que velar por las montañas y poner especial énfasis en la regularización de la caza y la pesca, acechadas por una larga tradición de furtivismo. No solo se trata de saber cuándo se puede o cuándo no, sino del cómo y de qué. Lo explica Miquel Rossell, director del cuerpo desde 2012 y una de las personas que mejor conoce cómo han evolucionado hasta convertirse en un punto de encuentro entre la ciudadanía y el valioso entorno natural que la rodea. “Una de las labores más importantes son los seguimientos de fauna y los recuentos de población. Fruto de estos trabajos técnicos podemos desarrollar mejor los planes de caza y pesca”, valora Rossell, que anteriormente fue policía. Para él, ser bander es una profesión muy vocacional. “Se trata de un trabajo muy físico, mucho más que cuando empezó a operar. Hay que sentir pasión por la naturaleza para sobrellevar jornadas bajo condiciones que pueden ser muy duras”, explica el director del Cos de Banders. “Sí o sí, la oficina es el terreno y en él a veces hará calor… y la mayor parte del año, bastante frío”, añade. El Cos ayuda en las tareas de control de incendios, vigilancia de aludes, control de infracciones de caza y pesca, acompañamiento a cazadores, rastreo de sangre y veneno, captura de animales heridos o extraviados… La defensa del patrimonio natural y la biodiversidad es una labor imprescindible en el país y que va más allá de la aplicación de un determinado control o seguimiento. “La concienciación es clave. La presencia en el terreno y la información es fundamental para disuadir. Gracias a eso hemos conseguido reducir de forma significativa el número de sanciones de caza y pesca, una labor con la que colaboramos de manera muy estrecha con la Federación de Caza y Pesca”, explica Rossell.
A lo largo de los años, el Cos ha ido ampliando sus tareas y, actualmente, entre sus nuevas funciones, lleva a cabo un importante trabajo de educación social para la protección del medio natural. En los últimos cuatro años, hasta 6.000 alumnos han participado y asistido a charlas y cursos para escolares.
Nadie como los banders para enseñarles la riqueza del patrimonio natural de Andorra, su flora y fauna, pero también qué deben llevar en la mochila cuando van a pasar un día en la montaña o interpretar mapas y predicciones meteorológicas, poniendo de relieve un papel cada vez más activo en la sensibilización de la ciudadanía. “Somos un cuerpo que goza de una muy buena aceptación y hemos intentado acercarnos a la gente, especialmente a los jóvenes. Inculcar unos determinados valores es básico para que podamos contar con los banders del futuro. Esas charlas son como una
masía donde aguarda la cantera de próximos banders”, comparte Miquel Rossell.
Coincidiendo con el 30º aniversario, dos aspectos han sido clave para el Cos este año. El primero, la aprobación del proyecto de ley de conservación del medio natural, de la biodiversidad y del paisaje, que se encuentra en trámite parlamentario y que dará más competencias a los banders, pero también más responsabilidades. El segundo, un cambio de dependencias que les permitirá coordinar el trabajo en un espacio más óptimo y mejor equipado en el mismo edificio administrativo –aunque nunca será tan espacioso y espectacular como la oficina del terreno.
Su misión se extiende más allá del cumplimiento de la normativa vigente de caza y pesca