La Vanguardia

Premio al antifútbol

El United de Mourinho vence en el último minuto con autogol de rebote

- TONI LÓPEZ JORDÀ

José Mourinho volvió a ser el malvado más pérfido del fútbol que se sale con la suya. Como malo de la película no tiene rival. Con su fútbol regresivo, de rapiña, áspero, sigue abriéndose camino. Ayer, su Manchester United se llevó de Turín un triunfo tan antiestéti­co y poco merecido como inesperado ante un Juventus que estaba invicto, en Italia y en Europa, y que esperaba zanjar su clasificac­ión como primero de grupo. Un autogol con triple rebote premió el antifútbol de Special One.

El supuesto partidazo de la jornada se quedó en un encuentro normalito, sin más... hasta que apareció Cristiano y revolucion­ó el desenlace; 25 minutos de locura que acabaron con triunfo de Mourinho. Con sus artes habituales, su sello inconfundi­ble de fútbol rácano a la contra, el hombre de la gabardina negra tiene la capacidad de echar agua al vino y rebajar de calibre un esperado choque de trenes. Con dos líneas ordenadas y una presión alta incómoda, el United minimizó la mayor calidad técnica, la creativida­d y la posesión de un Juventus que quería y no podía.

El primer tiempo se resumió en dos buenas ocasiones del Juventus y dos aproximaci­ones de los red devils –ayer de azul marino–. Todo bajo control para Mourinho. Primer objetivo, cumplido: evitar el baño que les dieron los juventinos en Old Trafford (0-1). El buen toque de Pjanic, las combinacio­nes por banda y las llegadas de Cuadrado, Dybala o un Cristiano más generoso morían en el bosque de piernas inglesas. Las ocasiones más peligrosas, seguidas, las ponían Cuadrado, en un disparo que desviaba Matic y paraba De Gea (34), y un balón a la base del poste, de Khedira (35), a centro de Cristiano. Mientras que el ManU tardó 46 minutos en disparar a puerta, un tiro flojo de Pogba, que pisaba por primera vez Turín desde que se fue en el año 2016.

En el segundo tiempo, el Manchester se atrevió a salir de la cueva y acechó más el área italiana, pero fue Cristiano quien revolucion­ó el partido con un gol soberbio, de los mejores que ha marcado: balón colgado por Bonucci desde el centro del campo, un pase larguísimo de quarterbac­k ,y Cristiano lo empalma sin dejar botar. Una obra de arte que dejaba atónito a Allegri.

Ahí empezó el baile del Juventus, que pudo golear en los 25 minutos finales. Pjanic tuvo el 2-0 en dos ocasiones y Cuadrado en otra; dos de las oportunida­des creadas por Cristiano.

Pero el tópico volvió a cumplirse: quien perdona, lo paga. Mata ejecutó magistralm­ente una falta a la escuadra (86) y una falta de Young en el 92 no encontró rematador de su equipo, pero sí en la Juve. Entre Szczesny, Bonucci y Alex Sandro se metieron el gol. Mourinho reía y celebraba el triunfo provocando. Fiel a su estilo.

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STEFANO RELLANDINI / REUTERS Mourinho se despedía del Juventus Stadium con este gesto provocativ­o hacia la afición turinesa

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