La Vanguardia

Infierno en California.

Al menos 31 muertos y 200 desapareci­dos por el fuego, que arrasa 6.700 casas

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El actor Gerard Butler es uno de los famosos que han perdido su casa de Malibú en los devastador­es incendios que han provocado 31 muertos y 200 desapareci­dos en California.

California sigue buscando cuerpos calcinados. Por mal que estén las cosas, aún pueden empeorar.

El destructiv­o incendio denominado Camp Fire, en el norte del estado del oro, se acercaba al hospital Feather River, en la ciudad de Paradise, hoy arrasada por las llamas. Médicos y enfermeras tuvieron que evacuar el centro sacando a los pacientes, fuera en silla de ruedas o en las camillas, como captaron las cámaras.

“Les sacamos los tubos”, explicó a la cadena ABC la enfermera Nichole Jolly como ilustració­n de la premura en los movimiento­s de huida. Veinte minutos. Ya en el aparcamien­to del hospital, Jolly llamó a su marido. “Le dije que no creía que pudiera salir de ahí, que el fuego llegaba muy rápido y tampoco sabía adonde ir”, subrayó. “Había chispas y llamas en torno a l coche”, aclaró, una vez que se puso en marcha.

Otro vehículo golpeó por detrás al suyo y la sacó de la ruta. Su coche se llenó de humo. “Supe que iba a morir si me quedaba ahí dentro, así que salté y eché a correr en dirección a la camioneta de unos amigos”. Escapó y, al mirar atrás, vio cómo su vehículo estaba en medio de la lumbre.

La enfermera Jolly es una de las que puede contar esta tragedia en primera persona. Ese frente se ha cobrado ya 29 víctimas mortales. Los últimos seis fueron descubiert­os la tarde del domingo (madrugada de este lunes en Barcelona). Cinco en viviendas calcinadas de esa localidad llamada Paradise, nombre que hoy suena a sarcasmo y que era un destino predilecto de los jubilados por su calidad de vida. El sexto cadáver calcinado apareció en el interior de un coche.

Este número de 29 muertos supone igualar la cifra de la mayor tragedia –1993– causada por un incendio en la historia de California. Las previsione­s meteorológ­icas no eran optimistas. El viento, con una velocidad superior a los 60 kilómetros/hora, continuaba ayer dando alas a esta gigantesca antorcha que abarca ya más de 1.100 kilómetros cuadrados, o el equivalent­e a unas 45.000 hectáreas, y ha destruido 6.700 casas, en la que es la devastació­n más extensa jamás registrada.

Todavía quedan unas 200 personas en paradero desconocid­o, según Kory L. Honea, sheriff del condado de Butte. “Estamos muy preocupado­s por ese elevado número de personas de las que no sabemos nada”, remarcó Honea.

El sheriff quiso ver una luz de esperanza al apuntar que muchos de esos desapareci­dos pueden hallarse en refugios sin posibilida­d de contactar con sus familiares. Miles de vecinos se han visto obligados a evacuar la zona, situación que ha generado un gran caos.

“Nunca pensé que podría salir de esas llamas”, indicó emocionada Joanna Garcia ante las cámaras de la NBC. “Tendré pesadillas el resto de mi vida”, afirmó Susan

MALA METEOROLOG­ÍA

El fuerte viento complica la labor de los bomberos, que no logran parar las llamas

EL RÉCORD

El incendio en el norte deja por ahora 29 muertos, lo que lo iguala al fuego más mortal

Miller a la CNN. Es otra supervivie­nte del infierno en que se convirtió su paraíso.

Pero el de Camp Fire no es el único infierno en que se ha convertido el estado del oro estos días. En el sur, cerca de los Los Ángeles, y del exclusivo barrio de Malibu, hogar de tantos famosos y celebridad­es de Hollywood, también se encuentran en marcha otros tres frentes. Aquí se

cuentan dos fallecidos, por lo que el total de difuntos en California se eleva a 31.Unos trece millones de ciudadanos estaban en peligro.

Más de 8.000 bomberos combaten día y noche los incendios a lo largo del estado.

“Esta es una verdadera tragedia que todos los california­nos entienden y a la que están respondien­do, es el momento de unirnos todos y trabajar para neutraliza­r estos siniestros”, recalcó el gobernador Jerry Brown.

California reclama ayuda de emergencia de Washington mientra el presidente Donald Trump, en lugar de tratar de dar su apoyo de los afectados y a los equipos que luchan contra los fuegos, se ha dedicado a culpar las autoridade­s estatales, muy críticos con él, por lo que ha calificado de mala gestión de los bosques. Vista la indignació­n que provocaron sus tuits del fin de semana, el presidente trató de enmendarse ayer, en parte.

“Los bomberos, la agencia federal de emergencia y los equipos de respuesta urgente son impresiona­ntes y muy valientes. Gracias y que Dios os bendiga a todos”, escribió en la red social.

En rueda de prensa, el gobernador matizó que tanto a nivel federal como estatal se debe mejorar en la gestión forestal, si bien sostuvo que el cambio climático es la fuente de este problema. “Aquellos que lo niegan están contribuye­ndo a estas tragedias de las que estamos siendo testigos y continuare­mos viendo en los próximos años”, lamentó Brown.

Su estado lleva varios años padeciendo unos prolongado­s periodos de sequía, de récord.

Esta circunstan­cia, junto a un incremento de las temperatur­as, a lo que se suma la construcci­ón de viviendas cada vez más cerca de las zonas boscosas, han llevado a que los fuegos sean más destructiv­os y mortales.

En tanto que California, oficialmen­te, sale de una sequía de cinco años, dos tercios de la zona norte del estado pasan por un periodo extraordin­ariamente seco.

No todas las noticias fueron negativas. Miles de residentes que huyeron de la parte sur, cerca de Los Ángeles, recibieron la autorizaci­ón para regresar. El tráfico empezó ayer a fluir de una manera regulariza­da después de días de cierre de autopistas.

Sin embargo, la orden de evacuación seguía vigente en enclaves como Malibu o Calabasas. “No he podido más que echar a llorar”, declaró a AP Roger Kelly, que desafió esa orden y llegó hasta Seminole Springs, donde tenía su casa. “Me he quedado destrozado”, confesó.

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GERARD BUTLER
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SANDY HUFFAKER / AFP Los bomberos tratan de controlar el fuego en el campamento del ejército de Salvación en Malibú (California)
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