Lluís Claret
El Palau acoge una de las actuaciones del histórico trío que se disolvió hace 24 años
VIOLONCHELISTA
Los hermanos Lluís y Gerard Claret se reúnen de nuevo momentáneamente con el pianista Albert Attenelle para celebrar sus 50 años de carrera artística recuperando el Trio de Barcelona, la mítica formación de cámara que fundaron en los ochenta.
El Trio de Barcelona que fundaron Lluís y Gerard Claret con el pianista Albert Attenelle en los años ochenta se reencuentra esta semana, un cuarto de siglo después de su última actuación, para celebrar con una minigira el medio siglo de carrera artística de los hermanos Claret. Será un resurgimiento puntual, pues ambos siguen en activo con sus respectivas trayectorias.
Entre el 16 y el 24 de noviembre, el Trio de Barcelona interpretará, así, dos obras emblemáticas como son el Trío núm. 1 de Mendelssohn y el Archiduque de Beethoven. Y lo harán en La Atlàntida de Vic, en el hotel Monegal de Sant Llorenç de Morunys, en el Palau de la Música Catalana, en el Teatre-Auditori de Sant Cugat y finalmente en la iglesia de Sant Serni de Canillo (Andorra).
Cuando con Lluís vimos que celebrábamos medio siglo en los escenarios nos dio un susto –explica Gerard, el violinista e impulsor de la Orquestra Nacional de Andorra–. ¿Qué podíamos hacer? Nuestro inicio fue en el Palau, cuando con 17 años entramos a formar parte de la Orquestra Ciutat de Barcelona de la que Ros Marbà era reciente titular”. La idea pues era reencontrarse para actuar en el Palau (Petit Palau, día 22), que los ha recibido con los brazos abiertos; pero también para tocar con la actual OBC, cosa que no ha sido posible por cuestiones de calendario y porque el repertorio que proponían –el doble concierto de Brahms y el triple de Beethoven– ya lo interpretaba estas temporadas el conjunto de L’Auditori.
El Trio de Barcelona había surgido el año 1981, en un contexto en que no había grupos de cámara en Catalunya, a diferencia del actual panorama surgido del impulso del Quartet Casals. “Nosotros éramos profesores del Centre d’Estudis Musicals de Vallvidrera, y pensamos: ¿por qué no fundamos nosotros una escuela, y además formamos un trío?”, recuerda el excepcional violoncelista Lluís Claret, a quien han nombrado jefe del departamento de cuerda del prestigioso New England Conservatory de Boston, donde enseña desde hace tres años, sin haber abandonado el Conservatori del Liceu.
Así fue como surgió en los ochenta la Escola de Música de Barcelona, a la que dedicaron los tres más de veinte años y que todavía hoy dirige Attenelle: “Por allí pasó Josep Pons, por ejemplo, o se inició conmigo Ignasi Cambra. Y estuvo ensayando el mismo Sviatoslav Richter cuando tenía que tocar en el Palau”.
Aquello sirvió de inspiración para fundar el Trio de Barcelona, al tiempo que se hacía el Curs Internacional de Música de Vic. La aportación de aquel mítico trío, que estuvo en activo 13 o 14 años, no es baladí. “El hecho de que fuéramos un trío favorecía que alumnos nuestros montaran sus grupos de cámara”, dice Attenelle. “En aquella época los conservatorios no funcionaban muy bien, había mucho que hacer y nosotros éramos una alternativa –añade Gerard–. Por primera vez había profesores que eran músicos en activo, abrimos esa puerta”. Esa escuela, aún en la calle Mallorca con Bailén, fue de las primeras que recibió alumnos extranjeros, algunos de los cuales se quedaron contribuyendo a elevar el nivel musical del país.
“Cuando este octubre regresamos a la escuela para empezar a ensayar fue un viaje en el tiempo. Al tocar la primera variación del movimiento lento del Beethoven, Lluís y yo nos miramos y se hizo difícil controlar la emoción. Nos sentimos un poco Rolling Stones”, ríe Gerard.
Con giras incluso por Moscú y Leningrado –aún existía la URSS y ellos iban a tocar Shostakóvich– el Trio de Barcelona llegó a grabar cuatro discos con Harmonia Mundi: el primero, con Shostakóvich y Ravel; luego el triple de Beethoven con la English Chamber dirigida por Edmond Colomer; el tercero, Medelssohn y el cuarto, Dvorák.
“Volver a ensayar en la Escola de Música ha sido un viaje en el tiempo; nos sentimos un poco Rolling Stones”