El rumbo perdido
Jordi Amat escribe: “Como nadie sabe exactamente hacia dónde ir, quizás sea un momento propicio para detenerse después de la prisa y consensuar cuáles son las dificultades y las posibilidades realmente existentes para seguir avanzando colectivamente en nuestro presente de tenso bloqueo. Diría que cada vez hay más gente convencida de que este nuevo consenso, a medio plazo (no será antes), se tendrá que formular desde el amplio espacio de la intersección”.
Como nadie sabe exactamente hacia dónde ir, quizás sea un momento propicio para detenerse después de la prisa y consensuar cuáles son las dificultades y las posibilidades realmente existentes para seguir avanzando colectivamente en nuestro presente de tenso bloqueo. Diría que cada vez hay más gente convencida que este nuevo consenso, a medio plazo (no será antes), se tendrá que formular desde el amplio espacio de compromiso que hace pocos días Francesc-Marc Álvaro describió aquí mismo: el espacio de la intersección. Un espacio que Álvaro, perspicaz, caracterizaba como “la obligación que tenemos de explorar puntos de coincidencia –operativos, sin solemnidades– con aquellos que piensan diferente sobre el problema que nos ocupa”.
En este sentido una propuesta ambiciosa, pero que postula una vía de salida constructiva, es la que Joaquim Nadal formula a Catalunya, mirall trencat .Ya hablaremos. Pero antes querría destacar otro libro –la recopilación de entrevistas Catalunya, cap a on vas?– porque su autor –el periodista Pep Martí– ha tenido la virtud, gracias a su meticuloso buen tono, de mostrar que la intersección, si se busca, se puede hacer posible.
El libro reúne 33 entrevistas que previamente Martí publicó en el diario Nació Digital. Comparecen desde Antonio Baños a Alejandro Fernández. Desde el filósofo Daniel Innerarity al exministro García-Margallo. Enseguida se ve que no se escuchan voces de una misma posición o en una única dirección. Escojo estos cuatro nombres expresamente para mostrar que la señal de identidad principal de la recopilación es la pluralidad de posiciones. O mejor dicho, leída una conversación detrás de otra, sobre todo se escucha el coro plural de los que entienden que la solución pasa por atender, ni que sea en parte (y parafraseo el prólogo), las razones del otro. Y diría que una razón, expuesta por Ana Gomes –una espectadora externa, eurodiputada del Partido Socialista de Portugal–, todo el mundo tendría que aceptar que está en el centro del espacio de la intersección: “Este no es un asunto jurídico, es evidente que actualmente la Constitución española no incluye la realidad de Catalunya”. Sin reconocimiento, sea cual sea, el bloqueo se enquistará.