Campaña de detenciones en China contra activistas comunistas
Doce estudiantes han sido arrestados por defender los derechos laborales
A principios de mayo, China celebró por todo lo alto el 200 aniversario del nacimiento de Karl Marx, cuyo ideario está en la misma base de la fundación del Partido Comunista chino. Durante el acto central, el presidente, Xi Jinping, lo calificó como “el pensador más grande de los tiempos modernos” y pidió a los miembros de su formación que practiquen el marxismo.
Pero lejos de la retórica oficial, parece que esas autoridades desconfían de los activistas de esas mismas teorías comunistas que ellos abanderan, sobre todo si las aplican en la lucha por los derechos de los trabajadores u otros colectivos.Todo indica que ese es el motivo detrás de la desaparición en los últimos días de al menos 12 defensores de los derechos laborales, en su mayoría estudiantes recién licenciados en las mejores universidades y seguidores del credo de Marx, Engels y Mao.
Uno de esos muchachos es Zhang Shengye, quien, según un comunicado emitido por sus amigos y recogido por Afp, fue “secuestrado” el viernes por una decena de personas vestidas de negro dentro del propio recinto de la Universidad de Pekín. “Le pegaron fuerte y consiguieron reducirlo muy pronto”, antes de llevárselo en un vehículo, aseguraron.
Según el relato de varias personas próximas a los chavales, el mismo modus operandi se repitió en otras detenciones ocurridas en varias localidades del país: nueve en Pekín, Shanghai, Guangzhou y Shenzhen y otras tres el domingo en Wuhan.
La lucha comenzó el pasado verano, cuando medio centenar de jóvenes se desplazó a la sureña ciudad de Huizhou para organizar manifestaciones en apoyo de los trabajadores de una fábrica y promover su derecho a establecer un sindicato.
Después de días de protestas con retratos de Mao y proclamas a favor de la clase obrera, la policía arrestó a decenas de trabajadores y activistas (algunos siguen desaparecidos), mientras la censura borró su actividad de las redes sociales. Sin embargo, no logró evitar que la actuación de los jóvenes generara simpatía entre muchos otros centros académicos del país, lo que lo convirtió en uno de los movimientos estudiantiles más significativos desde la revuelta de Tiananmen en 1989.
Para las autoridades, es una situación compleja. Cuando Xi llegó al poder en el 2013, asumió parte del discurso y la estética ligada al Gran Timonel. “Su campaña contra la corrupción, la reivindicación de la frugalidad para las clases dirigentes, las confesiones públicas o la revitalización de las células del partido para asegurarse su lealtad son algunos de esos guiños a un neomaoísmo que vive un momento de repunte”, aseguró hace meses Daniel Vukovich, experto en China de la Universidad de Hong Kong.
Sin embargo, la proliferación de agrupaciones marxistas es un desafío para un PCCh a la cabeza de un sistema autocrático que gestiona una economía capitalista incapaz de satisfacer las necesidades de todos sus ciudadanos.
“Es irónico ver cómo jóvenes que han estudiado y creído en el marxismo son aprisionados por las autoridades por apoyar a los trabajadores, el valor fundamental del marxismo”, resumió en declaraciones a The Guardian Patrick Poon, investigador de Amnistía Internacional.
Pese a la retórica oficial, el régimen chino considera una amenaza el avance de grupos marxistas