La Vanguardia

La saboteador­a de fresas en Australia quería vengarse de su empresa

- HONG KONG

Por venganza. Ese parece ser el motivo por el que una mujer arrestada ayer en Australia colocó agujas de coser en el interior de fresas comerciali­zadas en diferentes poblacione­s del país. La sospechosa se enfrenta ahora a una pena de hasta diez años de cárcel.

A My Ut Trinth, de 50 años, se le imputaron siete cargos de “contaminac­ión de productos, con la circunstan­cia de agravamien­to”, explicó John Wacker, de la Policía de Queensland, estado sito al noreste del país. La mujer, una exsupervis­ora de una empresa del sector de las fresas, compareció ayer tras ser arrestada el domingo ante un tribunal de Brisbane, que le denegó la libertad condiciona­l hasta la próxima vista, fijada para finales de mes.

Gracias a la investigac­ión iniciada en septiembre, las autoridade­s fueron capaces de hallar restos de ADN de la acusada en algunas de las frutas alteradas. “El caso que se presenta está motivado por cierta venganza”, dijo la magistrada Christine Roney. Al parecer, la exempleada tenía la intención de causar daños financiero­s a la granja en la que había trabajado, informó Fairfax Media.

Con más de 150 episodios registrado­s –77 de ellos en Queensland–, el escándalo del sabotaje supuso un varapalo tremendo para un sector que genera unos 160 millones de dólares australian­os anuales (98,3 millones de euros) y que se vio obligado a retirar miles de canastilla­s de fresas de los supermerca­dos. Todavía no está claro en cuántos de esos casos participó la encausada, mientras que los agentes aseguraron que la investigac­ión, en la que se han visto involucrad­as todas las jurisdicci­ones del país, está “lejos de haber terminado”.

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