“Aún nos queda vida”
El sector del esquí afirma que hace décadas que empezó a adaptarse al nuevo escenario
El sector del esquí ya está acostumbrado a que la viabilidad del negocio de la nieve sea cuestionada cada vez que se hace público un nuevo informe sobre el impacto del cambio climático. Lo que no implica, afirma Aureli Bisbe, presidente de la Associació Catalana d’Estacions d’Esquí i Activitats de Muntanya (ACEM) “que siempre compartamos el tono catastrófico de algunos de esos estudios, que nos dan ya por muertos”. Bisbe, con una dilatada experiencia en el negocio del esquí, no niega de la existencia de indicadores que confirman el calentamiento del planeta. “Eso es incuestionable y nosotros sólo somos una víctima más de esa realidad, que tendría que combatirse desde las administraciones”, afirma. Aunque considera que esos estudios que ponen en duda la viabilidad de las estaciones de esquí “pecan a veces de ser demasiado genéricos, sin detenerse en los datos locales”.
Respecto al incremento de temperaturas augurado de aquí a 30 años en cotas altas de los Pirineos, Bisbe interpreta que esa cifra parece obtenida a partir de la media de temperaturas registradas todo el año.“Los datos que manejamos las estaciones de esquí, tanto aquí como en los Alpes desde hace más de 40 años tienen otra lectura”, revela. “Detectamos –continúa– que es cierto que los veranos en la montaña son cada vez más calurosos, pero en cambio según nuestros datos no apreciamos un ascenso tan acelerado de las temperaturas en los meses de invierno”. En el caso de Baqueira, la media de nieve acumulada cada invierno de la última década en la cota 1.800 es de 6,5 metros. Un dato, añade Bisbe, “que también es un indicador y demostraría que aún nos queda vida”.
Aureli Bisbe afirma que esa visión más optimista sobre el futuro del esquí no hace bajar la guardia al negocio de la nieve. “Las estaciones hace ya más de tres décadas, mucho antes de hubiera tantos estudios, que empezamos a desplegar estrategias para aprovechar nuestros recursos”. La innivación artificial “permite hoy esquiar casi toda la temporada en cotas de 1.500, algo que no ocurría cuando no había cañones”, recuerda Bisbe. La nieve artificial resiste, asimismo, mucho más el calor “y el acondicionamiento de las pistas permite esquiar en óptimas condiciones con grosores de sólo veinte centímetros”, añade el presidente de la ACEM.
Al ser preguntado por el gasto energético o contaminación causada por esos cañones (hoy más eficientes que años atrás), Bisbe responde que un estudio hecho en Austria (un país con 55 millones de esquiadores) reveló que el C0 generado por esas máquinas es el mismo que el “liberado por tres Jumbos en un viaje de ida y vuelta entre Viena y el Caribe”. El 90% de las pistas de esquí de Austria están innivadas, cuando en España esa cifra no llega al 30%.
Los datos del negocio de la nieve revelan que la temperatura ha subido más en verano que en invierno