Correcto, formal
Paul Lewis
Lugar y fecha: Palau 100 Piano Palau de la Música (8/XI/2018)
Recital del reconocido pianista británico Paul Lewis que nos visita con frecuencia. En esta ocasión vino en sustitución de su colega Murray Perahia que canceló. Y propuso un programa interesante desde el punto de vista de vectores que alimentan la historia en lo que hace a la relación de Haydn como referencia y la secuencia Beethoven y Brahms. Aunque sin obras de gran envergadura, salvo las dos sonatas de Haydn en do menor y en mi bemol mayor. Abrió el programa con las Siete fantasías op 116 de Brahms, de la última etapa de su vida, obras que destilan síntesis en muchos de sus pasajes inconfundibles del gran maestro, dentro de una producción en la que Haydn es referencia señera, como también –en este caso como preocupación– lo fue Beethoven. La segunda parte se inició con Seis bagatelas op 13, de este, en una época de influencia del gran maestro Haydn.
Como propuesta, insisto, es interesante, pero como resolución creo que es necesario señalar que son estilos pianísticos completamente distintos; que en todo caso en Haydn y Beethoven muestran la época del desarrollo del fortepiano, mientras que ya Brahms contaba con un instrumento más cercano al actual, aunque más cálido en sonoridad. Así, las densidades brahmsianas no quedaron tan evidentes en una versión que –como en las interpretaciones de Lewis del resto del programa– fue muy correcta aunque superficial en carácter. Posiblemente por la sustitución que comentamos, o por otra razón, el pianista utilizó en todo el concierto una partitura de cada obra que seguía a través de un iPad poco visible para la mayoría de la sala.
Pero lo que quedó claro es que Paul Lewis que en los últimos años había dado muestras de excelentes versiones de Schubert que, como sabemos, es una piedra de toque en el repertorio, en estos casos se mostró en una línea de superficie. Sólo el brillo del Finale de la Sonata en Mi bemol mayor que cerró el programa, obra con destellos de profundidad en el Adagio, nos dejó ver a un intérprete comprometido y metido en el carácter. Las Bagatelas de Beethoven que necesitan una soltura y un perfil juguetón tuvieron una versión con variados contrastes, aunque la influencia de Haydn aquí es más literal que conceptual en cuanto a la forma.
Un recital pues que dejó con una sonrisa al público, que agradó, pero que se quedó en la formalidad, que es un riesgo de estas sustituciones, sin aportar gran cosa.