La Vanguardia

El euro cae a mínimos de dos años por los temores sobre Italia

Guindos alerta de que podría reactivars­e una crisis de deuda soberana

- LALO AGUSTINA

El euro descendió ayer hasta mínimos de junio del año pasado en vísperas de que Italia afronte –aparenteme­nte, sin demasiado interés por acercarse a nada parecido a la ortodoxia– el nuevo examen a sus cuentas públicas tras el rechazo de las presentada­s hace un mes en Bruselas. El gobierno populista de Giuseppe Conte debe corregir su presupuest­o para el 2019, que contempla un déficit del 2,4% del PIB, una deuda estable en el 130% de la riqueza nacional y un crecimient­o de la economía del 1,5%. Nadie se cree estas cifras. Ni siquiera en Italia, donde la patronal augura un avance del PIB de tan solo el 0,9% el próximo año y un mayor desequilib­rio presupuest­ario.

La tercera economía de la eurozona preparaba anoche su respuesta a la Comisión Europea, aunque pocos esperan que la crisis de confianza se enderece fácilmente. En primer lugar, por la propia composició­n del gobierno italiano, donde ni el Movimiento 5 Estrellas ni la Liga están especialme­nte comprometi­dos con los valores europeos ni con adoptar recetas que supongan apretar el cinturón a sus conciudada­nos. Además, la experienci­a indica que, 25 años después de la entrada en vigor del Tratado de Maastrich, los numerosos incumplimi­entos de los estados miembros –Alemania y Francia, incluidos– siempre han salido tremendame­nte baratos. ¿Por qué va a ser diferente ahora?

Una razón podría ser por el recuerdo de la crisis de la deuda soberana del 2012, cuando se llegó a temer por la ruptura de la eurozona y la desaparici­ón o reformulac­ión del euro. Italia arrastra males económicos endémicos y lo peor de todo es que no reacciona. Por esa razón, los temores aumentan. Ayer lanzó una advertenci­a Luis de Guindos, vicepresid­ente del Banco Central Europeo (BCE), que aseguró que Italia representa el caso más prominente en la reparación de las preocupaci­ones sobre la sostenibil­idad de la deuda en Europa y deja abierta la posibilida­d de un contagio, a pesar de que por el momento este ha sido limitado.

Guindos teme que se acreciente­n los riesgos financiero­s en el seno de la eurozona: “En Europa observamos un resurgimie­nto de las preocupaci­ones por la sostenibil­idad de la deuda, tanto en el sector público como privado”, indicó el exministro español en un acto público en Frankfurt. Según el alto cargo del BCE, el temor es que las dudas sobre el estado de las finanzas públicas de algún país afecte a la credibilid­ad de los bancos. “Aunque el contagio ha sido limitado hasta ahora, sigue siendo una posibilida­d”, señaló Guindos, que insistió en “la disciplina y en el cumplimien­to de las reglas fiscales en Europa”.

En los mercados no se visualiza todavía el miedo, aunque el factor Italia pesa en todos los activos de riesgo, empezando por los bonos –cuyo mercado aún está anestesiad­o por los compras del BCE– como en las acciones. Estados Unidos está subiendo los tipos de interés y lo seguirá haciendo y, a este lado del Atlántico, el evidente desacoplam­iento en la política monetaria enmascara los problemas de competitiv­idad y crecimient­o y aleja la toma de decisiones más drásticas.

Probableme­nte, solo llegarán cuando baje la marea. De momento, las bolsas recogen las consecuenc­ias de la indecisión o la prudencia –según los actores– que se ha instalado en los mercados a causa de las incertidum­bres actuales. Entre las más rezagadas de Europa, el Ibex volvió ayer a caer y apenas pudo salvar los 9.000 puntos. Pierde casi un 10% en un año en el que la economía española avanzará el 2,5% o algo más.

No sólo Italia pesa. Ayer, Guindos apuntó al aumento de las tensiones en los países emergentes como consecuenc­ia del auge del dólar y las crecientes fricciones comerciale­s. “Podríamos asistir a un fuerte y abrupto incremento de las primas de riesgo, provocado o amplificad­o por la incertidum­bre relacionad­a con decisiones políticas o cambios en la percepción del riesgo”, avisó. En mes y medio, el BCE dejará de comprar deuda de Italia, de España y de todos. La promesa de Mario Draghi, su presidente, de julio del 2012 –“haré lo necesario para salvar el euro”– sigue vigente. Es muy probable que Italia le exija algún esfuerzo adicional en el último año de su mandato.

Europa examina hoy otra vez a Italia tras rechazar sus cuentas públicas por no creíbles hace un mes

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EMILIA GUTIÉRREZ Luis de Guindos

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