Dembélé: cómo recuperar al futbolista de los 105 millones
El club, que aireó su indisciplina, necesita al francés al menos hasta junio
A Ousmane Dembélé le venía acompañando cierto ruido de fondo desde hacía tiempo, pero la semana pasada su caso estalló de forma definitiva. RAC1 desveló que el futbolista había faltado al entrenamiento del jueves. No sólo eso: durante toda la mañana había estado ilocalizable. El club, por verídica, no pudo negar la información, pero tampoco se esmeró en proteger al futbolista contragolpeando con alguna coartada trabajada, habitual en estos casos. El comunicado médico habló de una gastroenteritis, diagnóstico que conduce directamente a la sospecha desde que Ronaldinho la instauró durante su ocaso azulgrana, y Ernesto Valverde, ejerciendo su derecho ejemplarizante como entrenador, decidió no convocar al francés para el partido contra el Betis. El Barça perdió (más de uno echó en falta al futbolista) y hoy el objetivo vuelve a ser recuperarlo a toda costa para el primer equipo. Dembélé costó 105 millones de euros (más 42 de variables) y no es cuestión de ir dilapidando fortunas como si tal cosa. La intención es lograr su mejor versión al menos hasta el mes de junio, fecha en la que se decidirá si continúa o no en el club. Entonces la opinión del jugador será fundamental, pero también las ofertas que pueda tener, y estas serán más o menos suculentas en función de lo que suceda de aquí a final de temporada.
El talento de Dembélé, de 21 años, nadie lo pone en duda en el club. Se trata de un diamante por pulir, que se expresa en el campo a base de contrastes: es capaz de lograr goles trascendentales de ejecución inverosímil o de tumbar a un defensa con un regate al alcance de pocos, pero también de fallar pases fáciles y convertirlos en pérdidas comprometidas para el equipo, que debe luchar defensivamente para enmendar su error ante la actitud despreocupada del responsable.
Anárquico tácticamente, el delantero contó con la comprensión de todos después de una primera temporada que se consideró de aprendizaje, condicionada además por una grave lesión, pero esta segunda, la que debía servir para su consolidación, ha tomado la trayectoria de una montaña rusa. Inicio prometedor, con Messi de cómplice surtiéndole de balones, interrumpido por la necesatidamente ria incorporación de Arthur para equilibrar al equipo. A partir de ahí, relegado a la suplencia, pasó a combinar actuaciones desesperantes como la del Barça-Sevilla con apariciones fulgurantes como la media hora final del clásico.
Lo que ha condenado a Dembélé, más allá de sus dificultades para interpretar el juego colectivo (cuándo regatear o cuándo buscar el pase de seguridad; cuándo tapar al lateral en el repliegue, etcétera.), ha sido su actitud en el vestuario. De carácter distraído y poco sociable, el francés no ha hecho muchos esfuerzos por integrarse, ha sido impuntual repe-
y ha cometido otras faltas más graves de orden interno. El problema es que sin ser esto una novedad (hay antecedentes en el vestuario culé, como en todos) las tropelías se han hecho con torpeza, y así como otros jugadores calavera han sabido hasta caer graciosos en el grupo, Dembélé carece dramáticamente de esa picardía.
La cúpula directiva azulgrana encomendó a Eric Abidal, secretario técnico del club, el control de la situación a través del entorno de su compatriota, muy apegado a su hermano y que recibe visitas esporádicas de su madre, pero de momento lo que haya podido conseguir Abidal se aprecia poco. Clubs dispuestos a apostar por él hay unos cuantos.
El PSG, con dinero y necesitado de jugadores franceses, sería uno de los candidatos. No es descabellado pensar en una operación que incluyera a Neymar de vuelta al Camp Nou (en el vestuario azulgrana las vacas sagradas están por la labor y eso lo sabe Dembélé, al que el asunto le desanima). También está el Liverpool de Klopp, que arma a sus equipos para jugar a campo abierto, precisamente el tipo de juego que más encaja con él.
MUCHO TALENTO Nadie duda de la calidad del delantero, pero su actitud dentro y fuera del campo desconcierta
LAS SALIDAS El objetivo prioritario es recuperarlo para la causa, pero si no hay solución el PSG y el Liverpool le siguen