Una cumbre el 25-N para la ratificación
Los embajadores de los 27 se reúnen hoy para determinar si se han dado “progresos decisivos” en el Brexit
Toda la maquinaria comunitaria estaba preparada en Bruselas desde ayer a primera hora. Las negociaciones de los últimos días habían fructificado hasta conseguir un texto consensuado a nivel técnico que necesita aún lo más difícil, la aprobación política. Horas de espera hasta que llegaron las primeras noticias positivas de Londres. Cuando se supo que la primera ministra británica citaba a su gabinete para hoy, los 27 convocaron para las 3 de esta tarde una reunión de los embajadores en formato artículo 50, es decir, para el Brexit. Si llega el aval oficial de Londres al texto negociado, se espera que el negociador europeo, Michel Barnier, pronuncie las palabras mágicas ante los embajadores , es decir que informe que se han conseguido “progresos decisivos” en las negociaciones y que de esta manera, se pueda convocar una cumbre de jefes de gobierno para ratificarlo, probablemente el 25 de noviembre. La fecha no está fijada, pero los países pidieron unos 10 días de tiempo para prepararla y el hecho que el 25 sea domingo y, por tanto, con las agendas de los jefes de gobierno más libres, le da más posibilidades.
La primera fecha prevista inicialmente, el 17 , quedó descartada por la prolongación que han sufrido las negociaciones, pero se quiere realizar lo antes posible dados los cortos plazos de tiempo que quedarán para la ratificación de los acuerdos, que deberán pasar por los parlamentos europeo y británico.Pero esto es ir muy de prisa, casi al ritmo de la lechera soñadora, porque aún estamos en los prolegómenos. Si llega la validación de Londres, los jefes de gobierno querrán examinar los textos antes de pronunciarse definitivamente. Es cierto que la frontera irlandesa es el gran obstáculo y que si se despeja este punto, aunque sea a base de fórmulas complejas y ambiguas, el resto del acuerdo tendría que llegar por mucho que surjan aún dificultades en el ámbito, por ejemplo, de los derechos de pesca. Ayer, la Comisión Europea se mantuvo en su línea más prudente. Su presidente, Jean-Claude Juncker, aseguró ante el Parlamento europeo que no buscaban penalizar al Reino Unido sino salir lo mejor parados de esta situación: “Que el continente y la isla empiecen a separarse es una tragedia, un error histórico, y tenemos que sacar lo mejor de ello”. Palabras pronunciadas después de una reunión del colegio de comisarios en que el negociador, Michel Barnier, les informó de los avances. Tampoco el vicepresidente Franz Timmermans quiso dar pistas. “Están en marcha negociaciones muy intensas. Es evidente que, a pesar de que hay progresos, aún no estamos allí”, dijo a las dos y media de la tarde. Solo dos horas después salían las primeras filtraciones de un acuerdo a nivel técnico. En los últimos días, para superar el callejón sin salida en que parecía haberse convertido la frontera irlandesa se ha trabajado en tres terrenos. Por un lado, ampliar el pe- ríodo de transición, inicialmente previsto hasta finales del 2020, una petición británica hecha con la boca pequeña, porque los enemigos de Theresa May le recriminan que quiera hacer perdurar una situación en que el Reino Unido seguirá rigiéndose por las reglas de la UE, pero sin ninguna capacidad de influir en las decisiones. Una segunda área es la salvaguarda (backstop) para garantizar que pase lo que pase, se mantendrá la libre circulación entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Un objetivo difícil de conseguir sin crear una frontera interna en el Reino Unido. Por último, alguna compensación puede reflejarse en la declaración política que acompañará al Acuerdo de Retirada, y que debe dibujar la relación futura de la UE con el Reino Unido. Fuentes europeas indicaron que, al contrario de lo que se preveía en un principio, esta declaración será muy breve, marcando simplemente algunos objetivos principales, pero sin entrar en detalles que harían más difícil su aprobación.
PREPARATIVOS
La maquinaria de la UE está a punto para acelerar el proceso de aprobación
PRUDENCIA
Juncker: “Es un error histórico, una tragedia, y tenemos que sacar lo mejor de ello”