Un inspector declara que el 1-O se enfrentaron a “un muro humano”
Agentes acusados dicen al juez que no causaron heridas sangrantes
Un inspector jefe de la Policía Nacional, que participó en las cargas del 1-O, declaró ayer ante el juez que la actuación fue proporcionada y que se enfrentaron a “un muro humano”, y dudó que hubieran causado heridas sangrantes a personas a pesar de las fotografías que le mostraron.
El titular del juzgado de instrucción 7 de Barcelona comenzó ayer a tomar declaración a los 24 agentes de la Policía Nacional que tiene como investigados en relación a las cargas ocurridas durante la jornada del 1 de octubre en Barcelona; concretamente en la Escola Mediterrània, las Escoles Pies de Sant Antoni y el IES Pau Claris, que eran centros de votación.
Ayer le tocó el turno a un inspector jefe, a un subinspector y a dos agentes de las unidades antidisturbios, que fueron traídas a Barcelona y alojadas en barcos en el puerto, en unas condiciones que fueron denunciadas por los propios integrantes de las unidades. Los agentes contestaron a las preguntas del juez, el fiscal y sus letrados, pero no a los abogados de las acusaciones personadas en la causa.
El mando explicó que participó en los días anteriores en varias reuniones del dispositivo que tenía que impedir las votaciones, y que estaba integrado tanto por la Policía Nacional como por la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra, dirigido por el coronel de la Benemérita Diego Pérez de los Cobos, posteriormente ascendido a general.
El inspector declaró que el día del referéndum recibió órdenes de un centro de coordinación, si bien no aclaró quién lo componía. En este sentido añadió que se les indicó que debían actuar con la “mayor celeridad posible” y luego retirarse en cuanto hubieran incautado las urnas, para impedir así situaciones como la ocurrida en el registro de la Conselleria d’Economia el 20 de septiembre, cuando la comitiva judicial se vio cercada por una muchedumbre. Tras intervenir en los tres centros citados, su grupo recibió órdenes de retirarse a pesar de que tenían que acudir a otros cuatro puntos, sin conocer los motivos de la instrucción final recibida.
Al llegar a los sitios, señaló el inspector, se “enfrentaron a un muro humano” que les impedía entrar, y él no apreció ninguna actuación “irregular” en el grupo que dirigía. Añadió que fueron recibidos con un gran nivel de hostilidad y que dentro les dieron golpes con paraguas. En este sentido, justificó los golpes en la cara recibidos por una mujer en la Escola Mediterrània por el “nivel de acometividad” de esta. También añadió que no vio a nadie con heridas abiertas sangrantes y cuando se le exhibieron imágenes declaró que podía ser pintura.
En su testimonio detalló que utilizaron las porras para abrirse paso entre la multitud, para lo cual usaron “la fuerza necesaria”. Sobre esto añadió que no tienen un protocolo sobre el uso de las defensas, y admitió que no se avisó de que iban a intervenir porque no disponían de un megáfono.
Por su parte, el subinspector señaló que los concentrados les insultaban llamándoles “asesinos” y que les espetaban “votaremos” y “no pasarán”. Este agente no se reconoció en una filmación tomada en la Mediterrània, donde un policía golpea a una mujer, pero sí en el IES Pau Claris. Aquí aparece una joven que cae por una escalera y posteriormente dijo que le habían roto los dedos de una mano uno a uno y tocado los pechos. La fractura no fue tal y el subinspector negó los tocamientos, para decir que se cayó por la inercia para sacarla de la escalera y que pensó que iba a agredirle con un objeto, que, según su abogado, era un móvil.
El jefe de uno de los grupos asegura ante el magistrado que la actuación de los agentes fue proporcionada