El PP no logra convencer con su ley de símbolos contra los lazos amarillos
Ciudadanos vota a favor de la iniciativa, pero la descalifica por “electoralista”
La dureza de los términos con los que Ciudadanos se empleó ayer contra la iniciativa legislativa del PP sobre la neutralidad de los símbolos en los espacios públicos no la esperaban ni los populares. La ley, que pretende perseguir el uso de estelades y lazos amarillos en espacios públicos y edificios institucionales, iba a ser derrotada por la oposición del resto de grupos, pero no se esperaba la acre crítica del grupo de Albert Rivera.
El diputado naranja Miguel Ángel Gutiérrez se aplicó contra la portavoz de los populares, Dolors Monserrat, y acusó al PP de chalanear con “los socialistas y los populistas” un acuerdo para “pervertir el poder judicial” con la elección de vocales del Consejo General del Poder Judicial. Y reprochó de paso que el presidente del PP de Gipuzkoa, Borja Semper, acusara a los de Rivera de “extender la crispación” por su acto en Altsasu. A su juicio, el PP traía esta iniciativa legislativa por puro “electoralismo”. Fue una foto expresiva de la pugna por el cetro del discurso nacional que mantienen las dos derechas parlamentarias.
La sangre no llegó al río. Llegada la votación, Ciudadanos, cumplió y apoyó la admisión a trámite de la ley para “la defensa de la convivencia social, la neutralidad institucional y los símbolos nacionales” españoles, lo que, en cualquier caso, no sirvió de mucho, ya que el resto de grupos, con la excepción de los socios del PP (UPN y Foro Asturias), se pronunciaron contra la medida.
Monserrat había centrado su discurso en el PSOE. La portavoz del PP exigió el apoyo de los socialistas a su propuesta –que prevé inhabilitaciones de hasta diez años para los cargos que permitan el uso de espacios públicos para la instalación de símbolos secesionistas– en términos de defensa de España y de defensa de la democracia: “Hoy nos van a demostrar si son un partido socialista avanzado que defiende las libertades de todos los españoles. Pero si dicen que no, no sólo van a traicionar a la democracia, sino a sus principios”. Todo eso. Sostiene Monserrat que llevar lazos amarillos es “señalar y excluir a los que no los llevamos” y lo comparó con llevar un pin machista. Concluyó en términos apocalípticos: “No dejen que los independentistas obliguen a la gente a huir de sus pueblos, demuestren que son demócratas”.
No surtió el efecto pretendido sino más bien el contrario: al final de su intervención, el diputado socialista Artemi Rallo, que aseguró que el PP sólo pretende “emponzoñar” la convivencia, acudió a una imagen potente para acusar a los populares de patriotismo de mentirijillas: “El 2 de octubre del 2002 el entonces ministro Federico Trillo izaba en la plaza de Colon la bandera de España más grande jamás vista, 294 metros cuadrados, 50 metros de mástil y 19 toneladas. En ese mismo octubre del 2002, en los papeles de Bárcenas figura la entrega al señor Trillo de 27.000 euros de dinero de la corrupción. Ese es su patriotismo”.
El portavoz de ERC, Joan Tardà, por su parte, subrayó que la iniciativa pretendía ser “otra vuelta de tuerca para resolver de forma represiva la cuestión catalana”. Por los comunes intervino Mar García Puig, quien tildó de “carca” a Pablo Casado, a quien acusó de tratar de incendiar el país.
Era insólito ver en el pleno del Congreso que un diputado de Ciudadanos usaba un término contra los populares calcado del que minutos antes había empleado el diputado del PDECat Sergi Miquel, quien reprochó al PP su ánimo electoralista: “¡Qué poco debe de querer usted a Catalunya si por un puñado de votos en Andalucía nos arroja a la plaza de esta manera tan cruel!”. Miquel tachó de “gesticulación franquista” la propuesta.
Más técnico fue el diputado del PNV Mikel Legarda, quien, citando doctrina del Tribunal de Estrasburgo, deslegitimó la proposición por conculcar derechos amparados por la Constitución: “No es un debate sobre símbolos, sino sobre la democracia, y esta debe prevalecer sobre la dignidad de las instituciones”.