La Vanguardia

La comida todavía me la hago yo

- Quim Monzó

No hace muchos días, en la sección de anuncios clasificad­os del Regió7 apareció un anuncio que decía: “Señor mayor desea amistad con señorita hasta 37 años, no fumadora, buena presencia, sensible, amante naturaleza. Dejo herencia”. A continuaci­ón, un número de teléfono. Se trata de un vecino de Manresa, de 82 años, a quien los medios describen como “anciano” sin que –a diferencia de otras que conozco– este adjetivo parezca molestarle. El hecho de explicitar que deja herencia hace pensar en esos viejos de pueblo que, para intentar ligar, a la pájara que contemplan con buenos ojos le dicen lo de “¡Tengo tierras, eh!” con la esperanza de que le interese y se ponga bien. El hombre tiene un piso de propiedad, en el centro de Manresa, y en Castellnou de Bages una finca con árboles frutales, bosque y una casa en la montaña. En total, un patrimonio de 400.000 euros. De pensión cobra 1.800. A a los hijos no les quiere dejar ni un duro porque, según dice, se han portado mal con él.

En Antena 3 no dan el nombre del hombre pero lo entrevista­n para que explicite sus intencione­s, ahora que según parece ya ha encontrado a una candidata: cubana, divorciada y con dos hijos. “Me ha dado muy buena impresión. El trato es que nos tenemos que casar porque yo quiero estabilida­d. Quiero una relación normal, tener compañía y que me cuiden. También tengo necesidade­s. Si no me las satisface, tendré que buscar a otra persona”. A cambio ofrece seguridad económica: “Soy una persona muy activa, me cuido mucho y eso les gusta cuando me conocen”. Se refiere a ellas en plural porque parece ser experto en ese tipo de relaciones. En El Confidenci­al la informació­n mejora sustancial­mente. No sólo nos enteramos de su nombre de pila (Alberto) sino que el hombre se desahoga: “Ya he tenido alguna relación anterior con mujeres de menos de treinta años, así que no veo problema al pedir que tengan esta edad. Cierto que todas han sido extranjera­s, ninguna del país. A las de aquí les cuesta mucho salir con un hombre jubilado”.

La entrevista que le hace David Brunat es buena porque, a pesar de ser educada y no caer en la befa, no deja detalle de lado. Alberto confiesa que no busca a una mujer de su edad porque todas las que ha conocido están muy mal y, en cambio, él se cuida mucho y sólo tiene un poco de lumbago. Y que los conocidos le preguntan si no le da miedo que lo envenenen. Es consciente de ello: “Sé que la chica estará conmigo por el dinero, no soy tonto, pero no me da miedo que me quieran matar. La comida, de momento, me la hago yo. Además, pienso avisar al servicio de atención a las personas mayores del Ayuntamien­to para que estén atentos”.

Llegados a este punto, creo que no está de más remarcar que, en la página de clasificad­os del Regió7, el anuncio del señor Alberto apareció en la sección de Diversos, justo debajo de otro con el epígrafe “Comprem antiguitat­s”, un nombre (Jordi) y un teléfono.

Pues exactament­e eso.

Gracias, Dios Nuestro Señor, por la alegría diaria de los anuncios clasificad­os

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