La Vanguardia

“El postureo en las redes sociales es la nueva soberbia”

Jon Sistiaga, periodista que regresa mañana a #0 con una nueva entrega de ‘Tabú’ dedicada a los siete pecados capitales

- FRANCESC PUIG

El periodista Jon Sistiaga se sumerge en los siete pecados capitales que catalogó el cristianis­mo en la nueva temporada de Tabú, producción original de Movistar+ en colaboraci­ón con La Caña Brothers , que se estrena mañana en #0 a las 22 h. A través de personas anónimas y conocidas, cada capítulo abordará un pecado diferente: lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. Pecados que se asociarán a realidades concretas de nuestra sociedad como la corrupción (avaricia), el mundo del futbol (ira) o la prensa del corazón (envidia).

En los nuevos programas oiremos sobre todo a personas confesar sus pecados, ¿no? Tabú es un programa sobre todo de testimonio­s que hablan desde el corazón y la emoción. Siempre buscamos personas con historias que contar y que se abran en canal para contar sus miserias o sus grandezas. Y que lo hagan además por convencimi­ento, sin que se sientan obligadas; porque están en su momento de catarsis o porque creen que su testimonio puede ayudar a otras personas.

¿Ha costado encontrar personas que acepten hablar sobre sus pecados o la gente necesita hablar de ello?

Hay un poco de todo. En Tabú sólo se habla a cámara, sin testimonio­s con cara tapada o voz truncada, con lo que la gente debe asumir las consecuenc­ias que eso pueda acarrearle­s. Gracias a eso, también ganas en emoción, en franqueza y en verdad. Pero claro, en este caso ha sido francament­e difícil porque a nadie le gusta reconocers­e envidioso, avaricioso o soberbio. Digamos que los pecados capitales solo los vemos en los demás.

Tras rodar los siete capítulos, ¿hay pecados más difíciles de superar que otros?

Para mi hay tres pecados que se pueden superar sin muchas complicaci­ones como son la gula, la lujuria y la pereza. Los otros cuatro, la ira, la soberbia, la avaricia y la envidia, sí son más complicado­s porque son emociones que hieren a quien los tiene y a quienes se encuentran a su alrededor. Pero son pecados capitales, vicios que diría la iglesia, que no dejan de ser trastornos de la conducta y como tales tienen tratamient­o con la ayuda de un terapeuta, un psicólogo, un psiquiatra o un buen amigo.

Estos pecados han adquirido además una nueva dimensión en el siglo XXI a causa de las redes sociales, ¿no?

Todo aquel que participa en las redes sociales acaba generando otra personalid­ad virtual que en muchas ocasiones no es la que realmente tiene. Allí se reflejan todos estos pecados. Twitter se ha convertido en el lugar de los haters, los odiadores, es decir de la ira; Instagram es el sitio de la envidia, donde puedes mostrar y hacer cosas para dar envidia a los demás; y Facebook es el lugar de la soberbia porque sólo muestras la parte de ti que te interesa. El postureo en las redes sociales es la nueva soberbia; sólo te sacas cuando estás bien y solo enseñas la fotografía en la que consideras que estás estupendo, aunque sea una imagen falsa porque a lo mejor ese día no te has levantado con buen pie. Este tipo de soberbia también está personaliz­ada en prescripto­res, influencer­s y bloggers, gente que mercantili­za su narcisismo y hace negocio de su propio ego. Eso es puta soberbia.

¿Qué testimonio­s le diría al espectador que no se perdiera?

Los pecados de la pereza y la gula los he vinculado a algo que aún tiene mucho estigma en nuestra sociedad: la depresión y los trastornos de alimentaci­ón, como la bulimia y la anorexia. Muchos de estos testimonio­s, algunos de ellos del centro ITA de Barcelona, son de una franqueza extraordin­aria. Pacientes y familiares se abren el alma y me siento un afortunado de que en esta profesión aún haya gente que me siga eligiendo para contar un pedazo de historia porque cree que así ayudará a que otros detecten que lo que les pasa a ellos tiene un nombre y un tratamient­o.

¿Tiene ya detectado de qué pecado está más alejado?

Del que me siento más alejado es de la envidia y del que me siento más próximo, porque creo que en alguna ocasión he podido caer, es el de la soberbia.

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MOVISTAR+ El periodista escuchando uno de los testimonio­s de la nueva tanda de episodios

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