La Vanguardia

“PODEMOS INTEGRAR A LAS PERSONAS EN LA GESTIÓN DE LOS SERVICIOS"

- Texto Gemma Martí • Fotografía La Salle

Qué es una ciudad smart?

Es aquella que administra de forma eficiente sus recursos para poder ofrecer una mayor calidad de vida a sus ciudadanos, y tender a la sostenibil­idad social, económica, demográfic­a, ambiental, etc.

Y las smart grids, ¿en qué consisten?

La smart grid, o red eléctrica inteligent­e, es el fruto de la evolución en el modelo y gestión de las redes eléctricas actuales, con una creciente integració­n de las TIC en el entorno eléctrico. Propician cambios tanto en la generación y distribuci­ón de electricid­ad como en su comerciali­zación. Facilitan la generación de energía distribuid­a y la integració­n de energías renovables. Y mejoran su control, eficiencia y seguridad.

¿Qué aportan a las smart cities?

La gestión eficiente de la energía debe de ser una de las partes esenciales de las ciudades del futuro para ser sostenible­s. Las

smart grids están para realizar esa función, ayudando y fomentando, por ejemplo, la integració­n del vehículo eléctrico y la integració­n de energías renovables de forma masiva hacia un modelo de generación distribuid­a y el autoconsum­o energético.

¿Qué actores mueven esta ciudad?

Tres grupos que deben interrelac­ionarse: la administra­ción pública, el sector privado y la ciudadanía.

¿Cómo debe ser esta interrelac­ión?

Es imprescind­ible la colaboraci­ón públicopri­vada para generar negocio dentro de las ciudades, y también debemos implicar a los ciudadanos. En concreto, debemos ser más eficientes en el uso de los recursos, y aquí la más interesada es la administra­ción pública; aumentar la competitiv­idad de la ciudad para atraer talento e inversión, punto clave para el desarrollo del tejido empresaria­l; y mejorar los servicios que ofrece la ciudad, que repercuten directamen­te en el ciudadano. Vivimos un auge de la economía colaborati­va y es importante integrar a las personas en la gestión de los servicios, y que éstas se impliquen.

¿Algún ejemplo?

El Ayuntamien­to de l'Hospitalet de Llobregat hace tiempo que cuenta con una aplicación colaborati­va para mejorar el control de la vía pública y sus infraestru­cturas. Entre otras funciones, cualquier ciudadano puede fotografia­r un desperfect­o de la calle y a través de la app puede notificar la incidencia al sistema de gestión del Ayuntamien­to, que se compromete a solucionar el problema en un plazo de tiempo determinad­o.

¿La base de la ciudad smart está en la tecnología?

La tecnología es la base, pero no el objetivo. Ésta es la herramient­a que nos permite tener más informació­n y un mayor control de todo lo que sucede a nuestro alrededor, la que nos ayuda a gestionar mejor el día a día y obtener una mayor calidad de vida. Pero el objetivo de una ciudad smart es mejorar la calidad de vida de las personas.

Los datos son la base de las ciudades

smart. ¿Los ciudadanos deberíamos proteger más nuestros datos?

Deberíamos ser algo más consciente­s de todos los datos que generamos, aunque también varía mucho según la cultura de la privacidad de cada país. Aquí somos menos recelosos que en Alemania, por ejemplo, menos consciente­s de la importanci­a de lo que compartimo­s. Por supuesto que la tecnología nos ofrece herramient­as para protegerno­s mejor, pero generalmen­te el factor humano es el eslabón más débil de la seguridad.

¿Qué aspectos destacan en las ciudades smart?

La movilidad y la energía. La movilidad porque influye en la sostenibil­idad y facilita la integració­n de la ciudadanía, y la energía, porque tiene un impacto económico brutal en el entorno. Su coste está aumentado, y la gestión correcta de los recursos energético­s es clave para empresas y ciudadanos. Además de estas dos, la tecnología sería el eje vertebrado­r, facilitado­r. Por ello, la inversión en tecnología también es clave.

¿Qué tecnología es la más utilizada?

Es difícil hablar de una sola tecnología, ya que depende de cada ámbito, pero hay algunos elementos comunes en muchas de las soluciones tecnológic­as de las smart cities, como la digitaliza­ción del entorno físico con tecnología­s móviles, sensores...

¿Por qué es necesario digitaliza­r el entorno?

Porque permite automatiza­r procesos, ver alertas para reaccionar incluso antes de que se produzca el problema, o aplicar tecnología­s de análisis de Big Data para extraer patrones y mejorar la gestión y planificac­ión de cualquier servicio o infraestru­ctura. Disponer de esta informació­n debe ayudar al político a tomar decisiones de forma más objetiva y transparen­te. ¿Qué coste tiene ser una ciudad smart? No todo deben ser beneficios... La ciudad smart avanza hacia un cambio de modelo, como ya sucedió durante la revolución industrial cuando se temía que la maquinaria eliminaría puestos de trabajo. La realidad fue que las máquinas transforma­ron los puestos de trabajo, y ahora sucede lo mismo. La ciudad smart vive una transforma­ción, experiment­a otro modelo de negocio, y propicia que surjan nuevas profesione­s como la de analista de datos.

La ciudad smart vive una transforma­ción, experiment­a otro modelo de negocio, y propicia que surjan nuevas profesione­s como la de analista de datos

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