De 'city' a 'smart city'
El tratamiento unificado de los datos en una plataforma permite a la ciudad mejorar la toma de decisiones y es la base de un ecosistema tecnológico de crecimiento
La transformación de una city a una
smart city es un proceso de largo recorrido. Inicialmente, las ciudades se encuentran en el estado que denominamos “vertical”, en el que existe tecnología en los servicios verticales, en su mayoría tecnología de sensores, buscando principalmente eficiencias y mejoras de la productividad de algunos servicios, como pueden ser la recogida de residuos, el alumbrado urbano o la eficiencia energética, por ejemplo.
Esta aproximación “vertical”, si bien es una forma de implementar una smart city, en el fondo es una visión muy táctica y cortoplacista. ¿Por qué? Porque a medida que el catálogo de servicios verticales crece, la heterogeneidad tecnológica se multiplica. Cada vertical es un silo funcional, que opera de manera autónoma y que no está integrado con el resto. No existe correlación de datos, y la gobernabilidad de la actividad de la ciudad se puede convertir en una tarea tremendamente compleja, muy desagregada y absolutamente ineficiente.
La clave de una smart city es la gestión unificada e integral de la ciudad, y es por eso que cuando existe una visión estratégica, no táctica, llegamos al estado de ciudad “conectada”. En una ciudad “conectada” se integra toda la información generada por los servicios municipales en la plataforma horizontal abierta, estándar e interoperable.
Es en este concepto de ciudad “conectada” donde se abre un universo de posibilidades a la hora de explorar el auténtico potencial de las ciudades inteligentes, que sin duda radica en la explotación y correlación de los datos recogidos, mediante modelos analíticos avanzados y big
data.
El último estado, que denominamos –la ciudad como “motor de crecimiento”–, es, de alguna manera, el fruto de la transformación de la ciudad. Los datos están integrados, la gestión municipal está unificada y, por tanto, es posible sacar el máximo provecho de las iniciativas de transparencia y datos abiertos, poniendo toda la información recogida a disposición de los ciudadanos y las empresas, e incluso yendo un paso adelante, generando ecosistemas abiertos de innovación para emprendedores.
Esta visión, en definitiva, se fundamenta en la idea de que el concepto de smart
city va más allá de la implementación de servicios municipales eficientes, significa emprender un camino de transformación digital, en el que el tratamiento unificado de los datos en una plataforma horizontal permite a la ciudad cambiar la forma en que se relaciona tanto con sus ciudadanos como con sus proveedores de servicios, mejorando la toma de decisiones y constituyendo la base de un ecosistema tecnológico de crecimiento.