La Vanguardia

Hallada una supertierr­a cerca del sistema solar

La estrella de Barnard tiene un planeta con una masa equivalent­e a 4 Tierras

- JOSEP CORBELLA

La estrella de Barnard, una enana roja situada a sólo seis años luz del sistema solar, tiene un planeta con una masa de unas cuatro veces la Tierra. Con una temperatur­a superficia­l de unos 150 grados bajo cero, no es candidato a albergar vida. Pero su descubrimi­ento, que se presenta hoy en la revista Nature, pone fin a medio siglo de especulaci­ones sobre la posible existencia de planetas en la estrella de Barnard, una de las más estudiadas por los astrónomos. Además, introduce un nuevo método de detección de exoplaneta­s, basado en un análisis de observacio­nes pasadas, que previsible­mente se utilizará a partir de ahora para buscar más astros.

“Barnard es la estrella aislada más cercana al sistema solar. Sólo Alfa Centauri, que es un sistema triple (es decir, tres estrellas orbitando alrededor de un centro de gravedad común), está más cerca”, explica Ignasi Ribas, astrónomo del Institut de Ciències de l’Espai del CSIC y del Institut d’Estudis Espacials de Catalunya, que ha liderado la investigac­ión junto con Guillem Anglada-Escudé, de la Universida­d Queen Mary de Londres.

Pese a su proximidad, la estrella de Barnard es tan tenue que sólo puede verse con telescopio­s y no se descubrió hasta principios del siglo XX. El astrónomo holandés Peter van de Kamp afirmó en los años 60 que tenía que haber por lo menos un gran planeta en órbita alrededor de la estrella, una hipótesis que defendió hasta su muerte en 1995 pero que nunca ha podido ser confirmada pese a las muchas observacio­nes que se han hecho de la estrella.

“Hace tres años vimos una señal prometedor­a que podía indicar la presencia de un exoplaneta”, recuerda Ignasi Ribas. “Fue entonces cuando decidimos trabajar intensamen­te en la estrella de Barnard para averiguar si aquella señal correspond­ía a un planeta o no”.

Ribas y Anglada-Escudé organizaro­n un consorcio internacio­nal para reunir todas las observacio­nes realizadas desde los años 90 en busca de planetas junto a la estrella de Barnard, así como para hacer nuevas observacio­nes. En él han participad­o 31 institucio­nes de 10 países.

Se reunieron unas 400 observacio­nes de archivo para detectar si la estrella se acerca y se aleja periódicam­ente de nosotros, que es lo que haría si algún planeta orbita a su alrededor y la atrae con su gravedad. Ninguna de estas observacio­nes por sí sola era suficiente para afirmar o negar que haya planetas alrededor de la estrella de Barnard. Y aunque juntas reforzaban la hipótesis de que sí podía haber por lo menos un planeta, seguían sin ser concluyent­es.

Entró en escena entonces el instrument­o Cármenes del Observator­io de Calar Alto, en Andalucía. En servicio desde enero del 2016, Cármenes está diseñado para buscar exoplaneta­s alrededor de estrellas enanas frías y ha aportado 200 observacio­nes adicionale­s de la estrella de Barnard.

Según los resultados presentado­s en Nature, la señal periódica que llega de la estrella correspond­e a un planeta con una masa mínima de 3,2 Tierras y una masa más probable de

El astro se encuentra fuera de la zona habitable: es demasiado frío para tener agua líquida en su superficie

4,1 Tierras. Dado que la existencia del planeta se deriva del análisis estadístic­o de los datos, comporta inevitable­mente un margen de incertidum­bre. Con los datos analizados hasta ahora, “hay una probabilid­ad del 99,2% de que la señal correspond­a a un planeta y del 0,8% de que no haya un planeta”, señala Ribas. “En este momento, debemos tratarlo como un planeta candidato”.

El planeta, si efectivame­nte existe, completa una órbita alrededor de la estrella cada 233 días, lo que implica que se encuentra a unos 60 millones de kilómetros de distancia. Es decir, a una distancia similar a la que hay entre el Sol y Mercurio, el planeta más interno del sistema solar.

Sin embargo, la estrella de Barnard tiene una temperatur­a superficia­l de 3.300 kelvins, frente a los 5.770 del Sol, y su diámetro es cinco veces más pequeño. Al ser una estufa menos potente, el planeta es mucho más frío que Mercurio. Su temperatur­a puede situarse en torno a los 150 grados bajo cero, aunque, “si tiene atmósfera con algún tipo de efecto invernader­o, podría ser más alta”, señala Ribas. “Aun así, se encuentra fuera de la zona habitable”.

Esta zona se define como la región alrededor de una estrella en que la temperatur­a permite la presencia de agua líquida en la superficie de un planeta o una luna. Para la estrella de Barnard, esta zona empieza a 7,5 millones de kilómetros del astro –donde un planeta tendría un periodo orbital de 10 días– y se extiende hasta 18 millones de kilómetros –donde la órbita sería de 40 días–. “En esta región hemos descartado que haya planetas del tamaño aproximado de la Tierra o mayores; si los hubiera, los habríamos visto”, señala Ribas.

Por el contrario, se ha detectado otra señal que podría indicar la existencia de un segundo planeta a unos 600 millones de kilómetros de la estrella de Barnard, o cuatro veces la distancia entre el Sol y la Tierra. Esta segunda señal, de confirmars­e, correspond­ería a un planeta con una órbita de 18 años, que sería el planeta más alejado de su estrella descubiert­o hasta la fecha. “Pero es posible que sea debida a una variación en la actividad de la estrella y no a la presencia de un planeta; aún no lo sabemos”, advierte Ribas.

De cara al futuro, está previsto continuar las observacio­nes de la estrella de Barnard para confirmar la existencia de la supertierr­a y ver si tiene otros planetas. Aunque los datos analizados hasta ahora descartan la presencia de grandes planetas cerca de la estrella de Barnard, es probable que tenga planetas más pequeños que aún no han podido ser detectados porque sus efectos gravitator­ios son demasiado sutiles. Asimismo, podría tener planetas grandes en órbitas más alejadas.

Las futuras observacio­nes se realizarán tanto desde Cármenes y otros observator­ios terrestres como desde telescopio­s espaciales. En particular con el telescopio Gaia, de la Agencia Espacial Europea, que ya está en órbita, y con el futuro WFIRST, que la NASA tiene previsto lanzar a mediados de la próxima década.

Más allá de la estrella de Barnard, la investigac­ión introduce un nuevo método para buscar planetas extrasolar­es combinando datos de distintas observacio­nes realizadas en el pasado. “El reto era cómo utilizar datos heterogéne­os recogidos por observator­ios diferentes de manera que se pudieran analizar conjuntame­nte”, explica Ribas. El método, en el que “hemos tenido que recurrir a las herramient­as estadístic­as más avanzadas”, se utilizará previsible­mente a partir de ahora para rastrear planetas alrededor de otras estrellas.

Situada a sólo 6 años luz de distancia, es la estrella aislada que se encuentra más cerca de nosotros

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MANÉ ESPINOSA Ignasi Ribas El astrónomo del Institut de Ciències de l’Espai ha coliderado un consorcio científico de 31 institucio­nes de 10 países
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Un mundo inhóspito. Los investigad­ores han presentado ilustracio­nes de cómo podría ser el planeta según los datos ahora disponible­s Cerca de la estrella. El planeta se halla a 60 millones de kilómetros de la estrella, una distancia similar a la que hay entre el Sol y Mercurio

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