Dudas y miedo ante la repatriación de los primeros rohinyás a Birmania
La ONU se ha pronunciado en contra de la medida, una coalición de 42 grupos humanitarios consideran el proceso “peligroso y prematuro” y los propios afectados dicen estar aterrorizados y temer por su futuro y sus vidas. Pero si nada lo remedia a última hora, está previsto que hoy comience el proceso de repatriación de los miles de rohinyás que huyeron el año pasado de Birmania a la vecina Bangladesh para escapar de la brutal represión de la que fueron objeto, en la que se estima que murieron asesinadas al menos 10.000 personas.
Hace dos semanas, las autoridades de las dos naciones implicadas acordaron iniciar este proceso, que en la primera tanda incluye a unas 2.200 personas de las más de 700.000 que huyeron el año pasado. Sin embargo, los rohinyás presentes en la lista critican que nadie les haya consultado para decidir sobre su futuro y aseguran que se niegan a salir de los campos dada la situación actual. “La mayor parte de la gente de esa lista ha huido o se ha escondido para evitar ser repatriada”, aseguró Abdus Salam, líder rohinyá del campo Jamtoli, a la agencia Reuters.
Este mismo martes, la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados, Michelle Bachelet, advirtió de que forzar a este primer grupo a volver a la zona cero de la violencia masiva que tuvo lugar contra esta minoría musulmana sería una “clara violación” de la legalidad internacional. “Las violaciones de derechos humanos cometidas contra los rohinyás en Birmania representan las peores atrocidades, incluidos crímenes contra la humanidad y posiblemente genocidio. Devolver en este punto a los refugiados a Birmania significa devolverlos al ciclo de violaciones que esta comunidad ha estado sufriendo durante décadas”, aseveró.
Según el acuerdo alcanzado por ambos países, las repatriaciones deben ser seguras, voluntarias y dignas. Sin embargo, hasta la fecha los funcionarios birmanos han rechazado en repetidas ocasiones los numerosos informes que demuestran que se cometieron actos de violencia masiva contra los rohinyás, por lo que muchos dudan de que se les vaya a permitir vivir en paz una vez regresen.
A última hora de ayer, las autoridades de Bangladesh confirmaron que están preparadas para iniciar el proceso con las primeras 30 familias, con algunas informaciones que apuntaban que hasta los campos de refugiados han sido desplazados decenas de soldados y miembros de fuerzas parapoliciales. Aun así, parece que no va a ser un proceso sencillo. “Hablamos en serio, no queremos ir”, dijo Nurul Amin, refugiado de 35 años, a la agencia AP. “Si me dicen que nos dispararán si no estamos de acuerdo en regresar, recibiremos balas, pero ni con esas nos iremos”.