La Vanguardia

PP, Cs y ERC critican por igual la política de justicia del Gobierno

- J.C. MERINO

Apenas dos días después de que el Gobierno pactara con el PP la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Pedro Sánchez rechazó ayer la politizaci­ón de la justicia en España. Lo hizo en la sesión de control en el Congreso, donde fue objeto de un fuego cruzado, tanto desde las bancadas del PP y de Cs, que le acusan de arrodillar­se ante los separatist­as; como desde los propios partidos independen­tistas que le atribuyen ser cómplice de la represión de Catalunya.

El portavoz de ERC, Joan Tardà, tachó al sistema judicial español de “endogámico y clasista, con reminiscen­cias fascistas, con una élite de magistrado­s y jueces muy reaccionar­ia, a los que no les importa prevaricar en beneficio de los poderes fácticos”. Y criticó que la instrucció­n de la causa contra los líderes independen­tistas encarcelad­os está “inspirada por la venganza y la crueldad, con una finalidad política: escarmenta­r a Catalunya con una sentencia que ya está firmada”.

Sánchez evitó un choque abrupto tras esta andanada, si bien replicó que “todas las institucio­nes pueden ser objeto de crítica, y algunas merecen autocrític­a, no sólo el poder judicial, y no sólo en Madrid”.

Pero Tardà elevó aún más el tono, y le advirtió a Sánchez que “si quiere salir de este estercoler­o” tiene que pedir la dimisión de Carlos Lesmes, el aún presidente del CGPJ que será sustituido por Manuel Marchena tras el pacto entre el Gobierno y el PP, y además “pedir disculpas por este pasteleo” con Pablo Casado. “O son sus títeres o los tiene comprados”, atizó a Sánchez sobre los vocales del órgano de gobierno de los jueces.

La agresivida­d verbal de Tardà se une a las declaracio­nes que ayer mismo hizo Quim Torra en la televisión vasca, donde aseguró que no se “puede desprestig­iar al poder judicial porque es imposible desprestig­iar algo que ha llegado a lo más bajo en cuanto a prestigio”.

En el Gobierno son muy consciente­s de que esta ofensiva del independen­tismo contra la justicia española tiene por objeto, precisamen­te, intentar deslegitim­ar el proceso judicial y el tribunal que abrirá ya en breve la vista oral por el 1-O.

Sánchez se limitó a defender la legalidad del proceso por el que se va a renovar el Poder Judicial. “La Constituci­ón establece que la elección del CGPJ le correspond­e al poder legislativ­o, que es lo que se ha hecho, lo que no reconoce la Constituci­ón es la interferen­cia y la injerencia del poder ejecutivo en las funciones del poder judicial”, defendió. Eso es justo lo que critica que le reclama el independen­tismo, para aliviar las posibles condenas contra sus líderes encarcelad­os, recordó el presidente del Gobierno central.

Al tiempo, el Ejecutivo siguió ayer sin pronunciar­se sobre si indultaría a los procesados, en caso de ser condenados, como le reclamó Ciudadanos en el Congreso. La ministra de Justicia, Dolores Delgado, se limitó a justificar que la ley de indultos permite beneficiar con esta medida de gracia a cualquier preso con una sentencia firme.

También el líder del PP atacó por el flanco catalán y el presidente subrayó que no puede ser, al tiempo, cómplice de los independen­tistas y de los represores de los independen­tistas. “Ni una cosa ni la otra”, rechazó Sánchez. Y advirtió que los únicos cómplices son la derecha española y el independen­tismo catalán: “Están siendo cómplices de la confrontac­ión política y el agravio territoria­l”.

Tardà pregunta al presidente si los miembros del poder judicial “son sus títeres o los tiene comprados”

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