El príncipe de Gales celebra un banquete real por su 70 cumpleaños
Las casas reales acompañan al heredero en la cena de cumpleaños organizada por Isabel II
Tras seis meses de celebraciones por su 70.º aniversario, Carlos de Inglaterra sopló ayer por fin las velas de su pastel de cumpleaños. Desde la fiesta en el jardín del palacio de Buckingham que tuvo lugar unos días después de la boda real del príncipe Enrique y Meghan Markle, en el mes de mayo, se han sucedido los agasajos al príncipe de Gales, que culminaron ayer con la fiesta que le organizó en palacio de Buckingham su madre, la reina Isabel II.
La soberana, de 92 años, honró a su hijo y heredero con una cena privada en la residencia oficial de la familia real británica, a la que asistieron sus allegados –incluido su padre, el príncipe Felipe, que no ha asistido a ningún acto público desde la boda de la princesa Eugenia, el pasado 12 de octubre–, personas que han tenido gran influencia en su vida y miembros de casas reales, como el rey Juan Carlos y la reina Sofía. También acudieron a Buckingham Harald, Sonia, Haakon y Mette-Marit de Noruega; Felipe y Matilde de Bélgica; el príncipe heredero Federico y María de Dinamarca y la princesa Beatriz de los Países Bajos.
Por la mañana, desde la Cámara de los Comunes, la primera ministra británica, Theresa May, felicitó, en nombre del Gobierno, al príncipe de Gales, del que destacó su incansable lucha por alertar desde joven sobre la contaminación ambiental. La líder conservadora calificó a Carlos de “hombre de su tiempo” y resaltó su labor como padre cuando sus hijos, Guillermo y Enrique, perdieron a su madre, Diana de Gales, en un accidente de tráfico. “Le deseamos al príncipe de Gales un muy feliz cumpleaños”, sobre todo por sus años de “servicio a su reina, su país y la Mancomunidad Británica de Naciones (Commonwealth)”, dijo May.
La familia real colgó en su cuenta de Twitter una felicitación: “Deseando a su alteza real, el príncipe de Gales, un muy feliz 70 cumpleaños”, que acompañó con numerosas fotos de Carlos desde su infancia hasta hoy.
En el céntrico Green Park, próximo a Buckingham, la Tropa Real de Artillería Montada a Caballo disparó salvas de cañón y también hubo cañonazos desde la torre de Londres. Las campanas de la abadía de Westminster repicaron en su honor, antes de que Carlos y Camilla tomasen el té, en Spencer House, con otras personas que, como el príncipe, también cumplían ayer 70 años. Entre ellos había voluntarios que participan en varias de sus numerosas fundaciones, como The Prince’s Trust, The Silver Line, Maggie’s o Barnardo’s. El heredero entró en el edificio sosteniendo un globo de cumpleaños con el número 70 y se rio entre dientes cuando le preguntaron si se estaba “desacelerando”: “Pueden verlo, lenta pero seguramente”, a lo que Camilla, amorosa, replicó: “¡Lo dudo!”.
Con motivo de esta fecha señalada, Google Arts explora las obras de arte de la residencia del príncipe, Clarence House, y el heredero ha sido el editor invitado de la revista dedicada al mundo campestre Country Life, en la que ha revelado su pasión por un plato que llama “groussaka”, una versión del griego moussaka pero preparado con faisán. También desvela su cariño por
las ardillas rojas en Escocia, que deja entrar en su casa porque las considera unas “criaturas especiales”. “Entran en mi casa en Birkhall y dejamos que se persigan unas a otras. Yo me siento en silencio y ellas se persiguen a mi alrededor”, relata.
Justamente, los periodistas que acompañan habitualmente al príncipe le quisieron gastar una broma a cuenta de su amor por las ardillas y le entregaron una bolsa de regalo de color plateado que incluía un repelente de ardillas, ante lo que el príncipe de Gales replicó divertido: “¿Dónde encontráis estas cosas tan terribles?”.
El príncipe Carlos hasta hoy ha servido como heredero durante 66 años, nueve meses y nueve días –aunque no fue nombrado príncipe de Gales hasta que cumplió los 9 años–, con lo que rompe el récord de 59 años, dos meses y 13 días establecido por su tatarabuelo, el rey Eduardo VII.
Y aunque su imagen, muy deteriorada tras la muerte de Diana, ha ido mejorando con el paso de los años, la idea de un nuevo rey que asciende al trono en una época en que la mayoría de las personas ya han alcanzado la edad de jubilación ha provocado que en el Reino Unido se hayan levantado voces que reclaman que sea su hijo mayor, Guillermo, quien suceda a la reina en su lugar. “La coronación de un anciano rey Carlos promete ser un acontecimiento claramente retrospectivo, sin la emoción de la reina de la nueva era en 1953”, escribía el periódico Guardian, de tendencia izquierdista, en un editorial, y añadía que “el bastón real, aunque no la corona en sí, ya se ha saltado una generación”.
Lo cierto es que conforme Carlos se ha ido haciendo mayor, y con su madre aún en plena forma, los asesores de palacio no han sabido encontrarle un espacio donde pudiera desenvolverse con soltura y en el que lograra ocupar sus horas, para evitar que ofrezca la imagen de hombre desorientado sin otra cosa que hacer que aguardar un trono que no acaba de llegar.
Aunque la reina Isabel II, que tiene 92 años, poco a poco ha ido relegando en su hijo algunos de los compromisos más relevantes, Carlos sigue volcado en las que dice son sus dos pasiones: los productos ecológicos y la arquitectura. Y algunas de sus polémicas declaraciones del pasado, que fueron vistas como anacrónicas, ahora le han desvelado como una persona avanzada.
El príncipe de Gales hasta hoy ha servido como heredero durante 66 años, nueve meses y nueve días