La Vanguardia

“Cuando actúas se mezclan emociones y sentimient­os”

Jeff Bridges, actor de ‘Malos tiempos en el Royale’

- GABRIEL LERMAN

Cuenta Drew Goddard, el director de Malos tiempos en el Royale, que mientras escribía el guion se imaginaba a Jeff Bridges como el actor ideal para interpreta­r al padre Daniel Flynn, un sacerdote que acierta a alojarse en un hotel en la frontera entre California y Nevada que encierra tantos secretos como sus huéspedes. Y que bastó que el ganador del Oscar por Corazón rebelde (y también nominado en otras 6 ocasiones) dijera que contara con él para que rápidament­e todos los otros actores que tenía en mente se sumaran al proyecto. Es que, a los 68 años, Bridges es ya una de las figuras más respetadas de Hollywood y una verdadera leyenda del cine.

Suele decir que no a muchos proyectos. ¿Qué fue lo que le convenció de la película para decidirse a participar?

Me encanta ir al cine, sobre todo cuando se trata de ver películas que me sorprenden, cosas que no he visto antes, ya sea 2001, Terciopelo azul o las primeras de Tarantino, que tenían una frescura muy especial. Cuando leí este guion sentí que tenía muchas posibilida­des de convertirs­e en una de esas películas. No se le puede comparar con otro filme, es verdaderam­ente único, y esos son los proyectos en los que quiero participar.

¿Su personaje ya estaba escrito o ayudó a crearlo?

Ya estaba escrito. Es maravillos­o tener al guionista en el plató, sobre todo cuando también es el director. Tienes a la fuente del material contigo durante toda la filmación. Eso me ayudó mucho. Pero yendo a tu pregunta, estaba todo en el texto.

¿Cómo fue su primer encuentro con Drew?

Yo estaba muy impresiona­do con él porque sabía que había escrito el guion. Enseguida me di cuenta de que es el tipo de director con el que me gusta trabajar, alguien que tiene una idea muy clara de cómo se tienen que ver las cosas. Pero a la vez es muy abierto a me- jorar esas imágenes que ha creado. Esa es la razón por la que contrata a un gran elenco y a un gran equipo técnico y les da la libertad para improvisar. Eso nos permitió explorar juntos quién es este hombre y qué es lo que verdaderam­ente está diciendo más allá de las palabras.

Rodar esta película fue como volver a la época en la que vivió su juventud... Es cierto. Yo me gradué de la escuela secundaria en 1967, cuando fue el Verano del Amor. Esta historia transcurre en 1969, que fue cuando concluyó el poder de las flores. Es una época muy cercana a mi corazón y me encanta la música que eligió Drew. Martin Whist, el director de arte, nos dio un plató muy especial para trabajar. Danny Glicker, el diseñador de vestuario, nos dio la ropa. Cuando me la puse, escuché la música y vi a los otros actores vestidos también con ropa de esa época, fue como viajar en el tiempo.

Cuando interpreta un papel, ¿hace un esfuerzo consciente por no incorporar su propia personalid­ad al personaje?

Así es como empiezo con todos los personajes que interpreto. Me pregunto qué aspectos de mi personalid­ad debo amplificar y cuáles disimular. Luego tomo cosas de gente que conozco y que me hace pensar en como me imagino a ese personaje. También miro las noticias y soy como una esponja, lo absorbo todo.

¿En quién se inspiró para interpreta­r a un sacerdote?

No soy católico pero Drew si, por lo que en todo lo que tuviese que ver con el catolicism­o simplement­e seguí lo que había escrito. Pero además, muchos años atrás, cuando estaba en el servicio militar, tuve una magnífica relación con un sacerdote llamado Don Harris. En las primeras semanas de entrenamie­nto, cuando llegó el domingo, el sargento que nos tenía a cargo nos dijo de muy mal talante que teníamos que ir a la iglesia, y que si no lo hacíamos nos íbamos a ir al infierno. Obviamente, no hubo ninguno que no quisiera ir. Pero una vez allí, Don Harris nos recibió y nos dijo que mientras estuviéram­os allí, ya no estábamos en el ejército sino en la casa del señor. Nos dijo ¡aleluya! de corazón. Me permitió tocar mi guitarra en la iglesia, hablar con la gente y cantar. Esto fue más o menos en 1968. A las 10 semanas ya nos dejaban ir a la ciudad, que era San Francisco. Y él nos dijo que iba a romper las reglas, que nos iba a prestar ropa de civil y que nos iba a llevar a un sitio. ¿Y adónde nos llevó? A ver a Janis Joplin y Jefferson Airplane, por primera vez en mi vida. 20 años después, lo invité a que oficiara la boda. Es el sacerdote que está más cerca de mi corazón y pensé bastante en él mientras interpreta­ba a este personaje.

¿Puede confesar a los demás a partir de este papel?

No. Esta película tiene muchas sorpresas, que prefiero no revelar. Aun corriendo el riesgo de hacerlo, debo admitir que una de las cosas que me gustaron de mi papel fue descubrir que todos podemos bendecir, porque tenemos esa capacidad. Que un hombre use un cuello blanco no le vuelve más sagrado que a los demás. Todos podemos bendecir, perdonar y acercar al otro a Dios y al amor.

Asumiendo que este hombre no es lo que parece, ¿cómo es que sabe tanto sobre los sacramento­s?

Es una pregunta interesant­e. Yo me he creado una historia, y es que cuando estaba en la prisión conoció a un cura, y además fue criado como católico.

Drew es un gran director, pero me imagino que también le habrá tocado, en su larga carrera, estar a las órdenes de otros que eran muy malos. ¿Tienen algo en común?

Es curioso. Muchas veces me ha pasado tener grandes experienci­as en los platós y luego cuando el filme se estrena no queda tan bien. También me ha pasado lo opuesto: me lo he pasado muy mal en un rodaje pero el filme es estupendo. Es que los sentimient­os que uno tiene mientras hace una película pueden ser muy engañosos. Es habitual que hagas una escena y te vayas con la sensación de que todo salió muy bien, hasta que la veo, y me pregunto qué era lo que estaba pensando mientras la hacía. Muchas veces cuando actúas tienes una catarsis, se te mezclan emociones y sentimient­os y todo eso te hace sentir muy bien. Pero esa sensación muchas veces no es la apropiada para lo que estás queriendo contar.

SOBRE EL DIRECTOR

“Drew es alguien que tiene una idea muy clara de cómo se tienen que ver las cosas”

SOBRE EL PERSONAJE

“No soy católico (...) pero todos podemos perdonar y acercar al otro a Dios y al amor”

 ?? ARCHIVO ?? Jeff Bridges, a la izquierda, en el papel del sacerdote Daniel Flynn, en una película que se desarrolla en un hotel
ARCHIVO Jeff Bridges, a la izquierda, en el papel del sacerdote Daniel Flynn, en una película que se desarrolla en un hotel

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