La Vanguardia

Los hermanos mayores

- Julià Guillamon

Debió suceder en el año 74 o 75. Un día alguien se presentó con una canción de melodía muy melancólic­a y blandengue: “Coqui ja no pots retornar”. En seguida se puso de moda. Venía acompañada de cierto misterio. Por la letra entendías que el tal Coqui (no creo que fuera Koki, en aquella época no se gastaban tantas k como posteriorm­ente, con el punk) había muerto. Y que la composició­n le rendía homenaje. “Recordo aquells moments/ d’un temps passat/ que ja no podran retornar./ I ara que no hi ets/ la vida segueix/ et sento dintre del meu cor./ Coqui ja no pots retornar,/espero algun dia/reunir-me amb tu.” Do-mi-la-mi-fa-re-sol.

Si nos dijeron de quién era la letra y la música no lo recuerdo. He buscado en internet y aparece poco. En las tres o cuatro páginas que hablan de ella, se dice que es una canción folk popular. Pero en aquella época pasaba por ser un tema de actualidad que alguien había escrito porque se le había muerto un amigo. Igual se trata de una canción conocidísi­ma, traducida, y estoy metiendo la pata. Si alguien sabe de qué va que lo diga. Coqui había muerto. Pero ¿de qué? ¿De accidente? La letra no daba ninguna pista. ¿De leucemia? Recuerdo que a menudo corrían bulos de cantantes que se decía que sufrían leucemia. ¿Quién se lo inventaba? Intuí cómo funcionaba la cosa muchos años después cuando leí el libro de Susan Sontag La enfermedad y sus metáforas. En los años sesenta y setenta del siglo XX la leucemia ocupó el lugar que dejó libre la tuberculos­is, liquidada por la penicilina. Era una enfermedad que se asociaba a la juventud y la sensibilid­ad. Se decía que un cantante de la nova cançó más bien enclenque sufría leucemia. En el famoso cartel que encontraba­s pegado por todas partes se le veía en foto solarizada. ¡Qué pálido estaba! Pues claro: la cara estaba impresa negro sobre blanco. Tal vez aquel Coqui había muerto de leucemia. Eran cosas que corrían entre chicos y chicas de quince y dieciséis años.

Mientras el folk nos invitaba a transitar por esta peligrosa ruta, tuvimos la suerte de contar con hermanos mayores que habían cursado el bachillera­to y que estaban más hechos que nosotros. Un grupo del colegio, encabezado por Roderic, el hijo de la zapatería, montó un concierto de rock progresivo, que nos dejó turulatos. Pero el gran impacto fue cuando los Melodrama, que eran unos chavales del barrio unos cuantos años mayores, empezaron a tocar con Jaume Sisa. Recuerdo un día que vi a Sisa saliendo del metro y lo seguí hasta un portal de la calle Llull. “¡Es Sisa y ha venido al Poblenou!”. No daba crédito. Las letras de Melodrama son de una anticarrin­clonería total. Aquel tipo que conoce a la chica de sus sueños y al día siguiente sólo recuerda el nombre y apellidos: Pérez López. ¡Hay miles de Pérez López en el listín! O la chica que abandona al chico, y un tiempo después reaparece como vendedora de encicloped­ias. “Jo no vull comprar una enciclopèd­ia: vull oblidar!”. Parece un cuento de Sergi Pàmies. Era com si te estuvieran diciendo “¡despabila!”. Y despabilam­os.

La leucemia ocupó el lugar que dejó libre la tuberculos­is, liquidada por la penicilina

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain