Alemania retrocede por primera vez desde el 2015 por la guerra comercial
Menos exportaciones, en especial de automóviles, en el tercer trimestre del año
Alemania, la primera economía de Europa, y por tanto todo el continente recibieron ayer un aviso de lo que puede venir si no se despejan determinados nubarrones. La economía alemana se contrajo en el tercer trimestre un 0,2% respecto a los tres meses anteriores, según informó la Oficina Federal de Estadística (Destatis). Los datos son provisionales, pero confirmaron para peor las previsiones de los expertos –que esperaban una contracción del 0,1%–, y provocaron alarma, al tratarse del primer retroceso del PIB alemán desde el primer trimestre del 2015. La economía germana había crecido en los seis primeros meses: un 0,4% en el primer trimestre, y un 0,5% en el segundo.
Según el comunicado de Destatis, “el ligero descenso del PIB” se debió “principalmente a la evolución del comercio exterior”; los cálculos provisionales muestran que hubo menos exportaciones frente a más importaciones. Si bien esta oficina de estadística no realiza análisis sectoriales, todo indica que el principal causante de la contracción ha sido el sector automovilístico, clave en la economía alemana, muy centrada en la exportación. Según estimó hace poco el instituto económico IfW de Kiel, la industria del motor vivió entre julio y septiembre su peor periodo desde 1997.
Por una parte, la industria del motor acusa la incertidumbre por la guerra comercial desatada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con China como gran objetivo, pero con Alemania también en el punto de mira precisamente en ese sector. Y por otra, en este trimestre se ha frenado la producción debido a la nueva normativa de tests de emisiones. El nuevo WLTP (Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros, por sus siglas en inglés) entró en vigor en Europa el pasado 1 de septiembre.
El Ministerio de Economía salió en tromba a matizar la cifra. “Una contracción del 0,2% no es una catástrofe”, dijo ayer en Berlín el ministro del ramo, el democristiano Peter Altmaier, durante el encuentro anual sobre economía del diario Süddeutsche Zeitung. El ministerio sostiene que la situación se corregirá en el cuarto trimestre, cuando las empresas del motor se hayan adaptado al nuevo estándar WLTP.
Sin embargo, el instituto de economía europea ZEW de Mannheim indicó que los inversores no esperan que la economía alemana se recupere rápidamente de este revés. Y el mes pasado, las Cámaras de Industria y Comercio Alemanas (DIHK) redujeron su pronóstico de crecimiento para Alemania en el 2018: lo situaron en el 1,8%, cuando inicialmente preveían el 2,2%. Además, estimaron una desaceleración del 1,7% el próximo año.
La flojera mostrada por Alemania en el tercer trimestre repercutió en toda la eurozona, que registró su menor crecimiento del PIB desde el 2014. Ese crecimiento ha sido del 0,2% (véase gráfico). Son momentos complejos para la economía y las finanzas de Europa, con el pulso de Italia a Bruselas por los presupuestos, el trabajoso acuerdo entre la UE y el Reino Unido para el Brexit, y la citada bronca en el comercio mundial propiciada por Trump.
Para Alemania, además, coinciden con el inicio de una etapa de interrogantes, con las empresas preocupadas por la estabilidad del país, ahora que el principal partido de la coalición de gobierno, la democristiana CDU, debe elegir nuevo líder en diciembre tras el anuncio de la
“Una contracción del 0,2% no es una catástrofe”, dice el ministro de Economía, Peter Altmaier
canciller, Angela Merkel, de que no se presentará a la reelección como presidenta del partido. El Ejecutivo de gran coalición de conservadores y socialdemócratas, ya de por sí maltrecho y a menudo a la greña, podría resentirse aún más.