Constantí Serrallonga
Los proyectos de Singapur y la multinacional china Huawei centran la atención del encuentro de ciudades inteligentes
La Smart City Expo y los otros salones y eventos paralelos que se han organizado esta semana en la capital catalana han vuelto a demostrar la capacidad organizativa de Fira de Barcelona y su liderazgo en el ámbito de los congresos.
China ha dejado de ser aquel país del que se hablaba en los congresos internacionales como el lugar en el que se producen los teléfonos móviles y los sensores más baratos. Los fabricantes del gigante asiático ya marcaron el paso de la última edición del Mobile World Congress y ahora empiezan a asomar con fuerza en el Smart City Expo World Congress, el encuentro de ciudades inteligentes organizado por Fira de Barcelona que cerró ayer sus puertas superando los 21.000 asistentes, un 17% más que en la anterior edición y por encima de las estimaciones iniciales.
La presencia de Huawei era la más vistosa, con unas grandes pantallas que mostraban una plataforma integral mediante la que se puede controlar la ciudad inteligente con todo tipo de detalles: transporte público, seguridad, contaminación... De manera más discreta, alrededor de la gran multinacional china se situaban pequeños estands de ciudades y regiones chinas y coreanas en las que se anunciaban proyectos de desarrollo en los próximos años. “Si salen bien algunas de las cosas que quieren hacer, en los próximos años veremos un gran crecimiento de las ciudades asiáticas en el sector”, augura el director del salón, Ugo Valenti.
Los premios Smart City Expo refuerzan dicha tendencia. La ciudad de Singapur se ha llevado el reconocimiento a la ciudad inteligente de 2018, un galardón que se entrega cada año para reconocer las iniciativas más destacadas en la industria de la innovación y transformación urbana presentes en el salón. En este caso se ha premiado el proyecto que busca transformar la ciudad-estado en un referente a partir de un amplio conjunto de propuestas que van desde algoritmos dinámicos para programar las rutas de los autobuses públicos hasta sistemas predictivos de fugas de agua en tuberías. Por otro lado, el modelo de despliegue tecnológico de la ciudad-prefectura china de Zibo ha sido premiado como la mejor transformación digital y la audaz construcción de edificios inteligentes en el distrito de Jinshan de Shanghai se ha llevado el reconocimiento en la categoría de entorno urbano. Tres de los siete premios se han ido a Asia mientras que hace un par de años eran Nueva York y las capitales europeas las que copaban los galardones. Pese a ello, la voz cantante en el espacio expositivo lo siguen llevando las ciudades europeas. Los países nórdicos este año han multiplicado su presencia y Francia ha asistido con un estand propio por primera vez. En estos países, la movilidad se sitúa en el centro de la gran mayoría de soluciones y la presencia de grandes empresas ferroviarias y automovilísticas como Seat refuerza el especial ecosistema creado en el salón.
El hecho de que más de 700 ciudades de todo el mundo hayan pasado durante esta semana por el recinto ferial de Gran Via de l’Hospitalet hace creer que el salón está plenamente consolidado después de ocho ediciones. Esa ventaja competitiva de ponerse a hablar de ciudades inteligentes en 2011, cuando aún pocos lo hacían, ha permitido que se convierta en “el principal evento mundial sobre ciudades”, según el director general de Fira de Barcelona, Constantí Serrallonga.
En el sector, así lo reconocen. “Barcelona es una de las ciudades más avanzadas en smart cities y el salón la ratifica en este aspecto”, asegura el experto en ciudades inteligentes de McKinsey & Company, Antonio de Gregorio, que vaticina una gran eclosión de grandes proyectos en los próximos 5 o 10 años “siempre y cuando se avance en la adopción ciudadana de la tecnología y se adapte a las necesidades reales de los vecinos”. En ese sentido, se pronuncia también la directora general de Citelum: “La smart city no existe, los inteligentes son los ciudadanos”, ya que, al fin y al cabo, son ellos, con sus decisiones, quienes marcan el camino a seguir por las administraciones.
El evento ha atraído un 17% más de visitantes y consolida su vocación de referente internacional