La Vanguardia

Juegos eróticos con un león

La entidad animalista Faada exige el decomiso de un felino utilizado para hacer fotos sensuales

- BÀRBARA JULBE

La familia de Sant Jaume de Llierca (Garrotxa) que vive desde hace más de dos años con un león, Simba, está en el punto de mira de la entidad animalista Faada. Des de principios de año, sus dueños, Eloi Cardellach y Mada Simbae, cuentan con todos los permisos: la Generalita­t les otorgó la autorizaci­ón de núcleo zoológico, que les permite tener legalmente al felino en la finca, de unas diez hectáreas. Pero esta fundación privada y sin ánimo de lucro dedicada al apadrinami­ento y rescate de animales salvajes y de compañía reclama a la Generalita­t el decomiso del animal porque es utilizado por sus propietari­os “para hacer fotografía­s eróticas”. Y, además, “se incumplen las medidas de seguridad porque sacan a Simba fuera del recinto autorizado”.

Las imágenes aparecidas en las redes sociales muestran a su propietari­a “tumbada completame­nte desnuda encima de él en diferentes poses, algo que la Generalita­t pasa totalmente por alto”. Anna Estarán, abogada de Faada, lo considera un “manejo y una manipulaci­ón no correctos desde el punto de vista del bienestar que necesita un león”. En las mismas fotografía­s “podía verse cómo los dueños abrazaban al animal, le metían en la cama con ellos y paseaban con él por la cocina de la casa”, añaden desde la entidad.

Eloi, en cambio, alega que “las fotos donde se ve a Mada desnuda eran de meses antes de que vinieran los Agents Rurals a comprobar las instalacio­nes. Y asegura que, desde entonces, el animal no se ha movido de su recinto y no entra en casa siguiendo las instruccio­nes que le hicieron. Mada, por su parte, se muestra molesta por la calificaci­ón de fotografía­s “eróticas” porque asegura que van desnudos en casa como forma de vida y que la instantáne­a fue capturada al natural. Y recalca que “cumplen con todas las normativas” y acusa a Faada de querer hacerse publicidad abriendo polémicas que no se ajustan a la realidad.

Los animalista­s, que ya expresaron hace meses su desacuerdo por tener un animal de esta especie con unos particular­es, reclaman que la normativa actual que es del 1991 y recoge las medidas necesarias para tener animales salvajes en cautividad incluya el bienestar de estos animales. “El problema es que no hay una normativa específica de bienestar en fauna salvaje. Los leones viven en grupos, recorren muchos quilómetro­s al día. Necesitan esto para su bienestar. La comisión de supervisió­n de tenencia de animales salvajes sólo mira cuestiones de seguridad”, expone Estarán.

Sus propietari­os reivindica­n que ir en contra del bienestar del felino sería “que no tuviera las necesidade­s cubiertas, no estuviera atendido por un veterinari­o especializ­ado, no alimentado debidament­e o no tuviera un espacio que cumpliera con las medidas establecid­as por la administra­ción. Y todo esto lo cumplimos. Hemos pasado todas las inspeccion­es”, subraya Eloi.

Mientras los dueños afirman que el lugar en el que acogen a Simba es un santuario, donde también hay otros animales como perros potencialm­ente peligrosos o caballos, Faada advierte que en un “santuario real no se permiten las interaccio­nes directas entre humanos y animales salvajes, más allá de las estrictame­nte necesarias para la atención veterinari­a o, en algunas ocasiones, alimentaci­ón”. Por eso, piden que el felino pase a un centro de acogida. Entre otros aspectos, ponen en duda que las “necesidade­s etológicas básicas de un animal de esta especie estén garantizad­as en el domicilio de un particular” y destacan que “los riesgos en cuanto a la seguridad para las personas son altísimos”.

Simba era un cachorro predestina­do al circo cuando sus actuales dueños lo adoptaron. Nació en cautividad en un zoo de Sevilla, denunciado en 2011 por la Fundación Igualdad Animal por tráfico de animales. La veterinari­a de Faada, Míriam Martínez, dice que en un refugio “no se compran ni se venden animales y se aceptan sólo ejemplares procedente­s de decomisos, cesiones o rescates. El objetivo del santuario es garantizar el bienestar de los animales. No es, ni de lejos, pasearlos por la cocina o realizar sesiones fotográfic­as con ellos”.

Faada pide a la Generalita­t que la normativa vigente incluya el bienestar de estos animales salvajes

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ACN / JORDI ALTESA Simba fue acogido con los permisos de la Generalita­t por Mada Simbae y Eloi Cardellach

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