Govern y partidos sólo comparten mantener vivo el diálogo
La reunión evidencia “profundas diferencias” entre independentistas, comunes y PSC
La primera reunión de la mesa de diálogo puesta en marcha en el Palau de la Generalitat a instancias de una propuesta del PSC sólo sirvió para constatar las diferencias entre JxCat, ERC, Catalunya en Comú y los socialistas a la hora de abordar la crisis catalana. No obstante, se emplazaron a mantener viva esta nueva vía de diálogo entre partidos. Ciudadanos, la CUP y el PP no acudieron a la cita.
El Govern y parte de los partidos catalanes, los que ayer asistieron a la primera reunión de la mesa de diálogo convocada por Quim Torra en el Palau de la Generalitat –JxCat, ERC, PSC y Catalunya en Comú-Podem–, constataron la evidencia: que las diferencias que mantienen entre ellos sobre cómo resolver el conflicto político de Catalunya son profundas y que, en las circunstancias actuales, no será fácil llegar a un punto de encuentro. Esta sería la principal conclusión de la cita, condicionada además por la ausencia de Cs, PP y la CUP, pero que a pesar de ello tendrá continuidad con nuevas convocatorias.
La reunión, de dos horas de duración, se saldó, así, con un “consenso muy mínimo”sobre la bondad de la recuperación del diálogo y la necesidad de encontrar una solución política a un problema que es político, pero a partir de aquí fue imposible ir más allá. Una única coincidencia sobre la condena de todas las expresiones de violencia e intimidación, pero ni tan siquiera un principio de acuerdo en contra de la represión y la judicialización de la política y mucho menos en favor del derecho de autodeterminación. Los dos primeros los compartieron JxCat, ERC y Catalunya en Comú-Podem, pero sobre el tercero incluso los comunes se quedaron solos con su propuesta de pacto de claridad previo a un referéndum pactado con el Estado que ni los independentistas acabaron de ver factible. Una realidad que los dos grupos de la oposición atribuyeron en buena medida al hecho de que el Govern había ido a la reunión con las manos en la cabeza, sin preparar nada, y no había clarificado cuál era su estrategia. En resumen, buen tono, eso sí, pero poco más.
El Govern, según la portavoz y consellera de Presidència, Elsa Artadi, echó en falta un “frente antirrepresivo sólido” y defendió que el diálogo fuera “efectivo y en igualdad de condiciones”, en referencia a que una parte tiene a sus líderes en prisión. Extremo que en nombre de JxCat compartió Albert Batet, que llegó a proponer que para que el presidente de su grupo pudiera participar en las reuniones o bien tendrían que celebrarse a partir de ahora en la cárcel de Lledoners o bien se le tendría que retirar la prisión preventiva. Dentro del tono de cordialidad que intentaron exhibir todos los participantes en la cita, el alcalde de Valls fue, en cambio, el que se mostró más beligerante, y en especial con el PSC, a quien afeó sobre todo que no hubiera garantizado que no volverá a aplicar el artículo 155. Por ERC, por su parte, Sergi Sabrià reconoció también las dificultades, pero a pesar de ello confió en que las sucesivas reuniones sirvan para trasladar los tres grandes consensos sociales –en el ámbito de la antirrepresión, en el avance hacia el republicanis-
mo frente a la monarquía y en la defensa de una solución política que desemboque en el derecho de autodeterminación– al terreno de la política.
Socialistas y comunes subrayaron el lado más positivo del encuentro –“hemos acordado seguir hablando”–, pero sin esconder las dificultades y las hondas diferencias existentes. Tampoco disimularon su malestar por el hecho de que el Govern se presentara sin un documento de propuestas ni orden del día. “Queríamos que la primera fuera una reunión más abierta y que no quedara encorsetada”, justificó Artadi.
“Estamos muy lejos del acuerdo”, admitió el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, quien explicó que JxCat no se ha comprometido a renunciar a la vía unilateral. Los socialistas fueron el partido que puso sobre la mesa un documento más amplio y detallado con dos reformas, la de la Constitución y la del Estatut, como ejes para salir del atolladero catalán.
Iceta lamentó la ausencia de Cs, PP y la CUP, pero la utilizó como ejemplo de la división política y social que hay en Catalunya por el proceso independentista.“La solución debe ser política, pero cualquier acuerdo debe reunir a al menos dos tercios de la Cámara catalana, y hoy esa posibilidad queda lejana”, dijo.
La portavoz de los comunes, Jéssica Albiach, coincidió con los independentistas en la necesidad de “un frente antirrepresivo en contra de los recortes de derechos y las libertades” por parte del Estado y “contra la monarquía”. Los co- munes defendieron que la solución debe ser política pero consideran caducadas tanto la vía unilateral como la propuesta de reforma del Estatut del PSC.
La gran ausente, Inés Arrimadas, acusó a Torra de utilizar esta mesa de diálogo para “vaciar de contenido el Parlament y sustituirlo por chiringuitos”. La Cámara es, dijo, el espacio donde debe desarrollarse el debate político catalán.
Iceta reprocha a Junts per Catalunya que no se comprometa a renunciar a la vía unilateral