Cómo ser esposa de y mantener el tipo
En el mundo de las primeras damas, la Reina es primus inter pares. No se la puede medir con las mujeres de otros jefes de Estado, quitando a otras reinas consortes, claro, pero no hay comparación posible si, como ha sucedido esta semana, se ausenta de los foros internacionales. Sucedió el pasado domingo en París, donde varias consortes, como
Melania Trump, la gran duquesa
Maria Teresa de Luxemburgo o la princesa Charlène de Mónaco sí acudieron a las ceremonias por el centenario del armisticio, como también lo hizo Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Después del acto solemne en el Arco del Triunfo de París, mientras los mandatarios se reunían en una comida en el palacio del Elíseo, ofrecida por el presidente Emmanuel Macron, su esposa, Brigitte, convocaba a los consortes (no todas eran mujeres, también acudió Gauthier Destenay, marido del primer ministro de Luxemburgo) para compartir un almuerzo en el palacio de Versalles. Ejercer de primera dama en un mundo en el que muy pocas mujeres aceptan estar a la sombra de un hombre y, de algún modo, ejercer un papel, en ocasiones, decorativo, es difícil. O te pasas, o no llegas, pero cuando un marido alcanza un cargo en el que por protocolo, o porque ya te va bien, se requiere la presencia de la pareja es difícil encontrar el punto de equilibrio.
La Reina no consideró oportuno estar en París y viajó sola a Lima, donde el lunes los Reyes iniciaron una visita de Estado. Tampoco consideró adecuada su presencia en la Cumbre Iberoamericana que se acaba de celebrar en Antigua (Guatemala) y el miércoles desde Lima y, sin acudir al ultimo acto programado, la inauguración de una nueva planta en una refinería de Repsol, regresó a Madrid, a bordo de nuevo de un avión de línea regular. Begoña Gómez, sin embargo, ha tenido una semana muy completa. No sólo alternó el domingo con las esposas de los mandatarios presentes en París, sino que ha estado en Antigua compartiendo algunos actos protocolarios con su marido y, ya en compañía, de las esposas de varios jefes de Estado presentes en la Cumbre, ha participado del programa elaborado por Patricia Marroquín, esposa del presidente de Guatemala que incluyó la presentación de un programa de inclusión social y también la visita a un cafetal y, como no podía ser de otro modo, un recorrido por las bellas calles coloniales de Antigua. A veces las relaciones sociales también suman.