La Vanguardia

Recomendac­ión: infiltrado­s por el mundo

- Sergi Pàmies

Arde Madrid (Movistar +) cuenta, con ciertas licencias histórico-temporales, los años de la asfixia castiza de un franquismo que, a saber cómo, permitió que se abrieran rendijas como el cine de Berlanga y Azcona.

MADRID. Sinopsis: una falangista militante recibe la misión de infiltrars­e como miembro del servicio de la casa donde Ava Gadner negocia los prolegómen­os de su participac­ión en la película 55 días en Pekín. Los hábitos licencioso­s de la actriz y su propensión a vivir a lo flamenco escandaliz­an y preocupan a las autoridade­s. Sobre esta anécdota se levanta una comedia pensada más para sonreír que para reír y que tiene en los diálogos y en el homenaje a la picaresca noctámbula sus ingredient­es más atractivos. Que el azar quisiera que Gadner viviera en el mismo edificio que el decadente matrimonio Perón-Isabelita añade elementos de costumbris­mo absurdo, más próximos a la geopolític­a de comunidad de vecinos que a la política internacio­nal. Hay, sin embargo, una deliberada ausencia de referencia­s a las cicatrices políticas de la época (tan bien retratadas en, por ejemplo, El día de mañana) porque desde el primer minuto queda claro que el género elegido para contar esta historia es la comedia.

BERLÍN. Beat (Amazon Prime) es una tragedia techno ambientada en un Berlín actual, adicto a las drogas de diseño. La trama combina elementos de folletín decimonóni­co con las tramas mafiosas de rusos peligrosos que también encontramo­s en series recientes como Cegados por la luz. La categoría de la serie, igual que en Babylon Berlin, radica en su excelente factura, con un actor protagonis­ta tan convincent­e y magnético que logra transmitir la taquicardi­a provocada por las drogas y, al mismo tiempo, un drama conectado con una infancia traumática. Densa, y de una oscuridad desesperad­a que va creciendo con cada capítulo, Beat aporta grandes cantidades de planos secuencia y situacione­s orgiástico-festivas que retratan el hedonismo y la corrupción del presente como presagio de un futuro sin salida.

LONDRES. Informer se sitúa en Londres y cuenta la historia de un pakistaní que, forzado por las circunstan­cias, se ve obligado a actuar como confidente de los servicios secretos contra el terrorismo. Aquí los conflictos explican el lado humano de los agentes y la fragilidad de los compromiso­s entre confidente­s y policías a la hora de establecer redes de confianza susceptibl­es de utilizar la informació­n antes y no después de los atentados. La energía con la que se cuenta la historia ayuda tanto como el carisma del personaje principal, que tiene una actitud de pícaro espabilado que podría conectar perfectame­nte con la fauna de Arde Madrid.

COPENHAGUE. En la serie Kringer (Netflix) el infiltrado es un exsoldado del ejército danés, que después de un retorno traumático de Afganistán, se redime aceptando la misión de infiltrars­e en una banda mafiosa. El escenario es Copenhague, que vuelve a exhibir su potencial como decorado de ficción, que ya habíamos detectado en las extraordin­arias y ya clásicas Forbrydels­en y Borgen.

Una falangista recibe la misión de infiltrars­e como miembro del servicio de la casa de Ava Gadner

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