“Todo está tan claro como el día”
Turquía afirma conocer cuanto ocurrió en el consulado saudí desde cuatro días antes del asesinato hasta tres días después
El caso Khashoggi parece seguir un guion preciso mes y medio después del cruento asesinato del periodista saudí. Horas antes de que la CIA señalara como responsable al príncipe heredero y ministro de Defensa de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, decenas de miles de personas acudían el viernes a una oración fúnebre en la Gran Mezquita de La Meca, la mezquita del Profeta en Medina, la mezquita Fatih de Estambul, la de Abu Bakar Ash Shidiq en Yakarta, la de Finsbury Park en Londres, el Diyanet Center of America en Lanham (Maryland)... En algunas fueron imanes saudíes los que dirigieron la oración por el “mártir”. Las agencias de noticias indican sin embargo que dentro del país no se le nombró. Salah, el hijo mayor, que obtuvo hace semanas permiso de palacio para viajar a Estados Unidos, estuvo presente en el acto de Medina, celebrado al amanecer.
Se atendía con esta ceremonia una petición expresa de la prometida turca de Khashoggi, Hatice Cengiz, dirigida a todo el mundo desde Estambul. Al mismo tiempo se divulgaban nuevas revelaciones turcas para rebatir la última versión de la Fiscalía saudí sobre el asesinato. Si a estas alturas todo el mundo asume que su autor intelectual fue el hombre fuerte de Arabia Saudí, también parece obvio que el goteo de datos por parte de Turquía no podría estar produciéndose con tan medidas dosis si no es en interés del presidente Tayyip Erdogan.
En la última entrega participan el columnista del diario Hürriyet que el 22 de octubre reveló que Khashoggi fue estrangulado, Abdulkadir Selvi, y fuentes del portal Middle East Eye (MEE), un medio que se ha destacado en el seguimiento del caso. No falta un comentarista habitual, el asesor presidencial Yasin Aktay. Para él, “todo está tan claro como el día”.
El resumen es que los turcos lo tienen todo grabado desde quince minutos antes de que Khashoggi entrara en el consulado de Estambul el 2 de octubre, lo que se habló antes de su llegada, y las llamadas que se hicieron a Riad después de su muerte. Sorprende sin embargo una afirmación de la alta fuente citada por MEE: “Sabemos lo que pasó en el consulado desde el día que Jamal acudió el 28 de septiembre hasta tres días después del ase- sinato”. Esto indicaría que el consulado saudí estaba siendo espiado a conciencia por los servicios de inteligencia turcos.
Según esta versión, Khashoggi no llamó al consulado el 28 de septiembre sino que acudió (¿con las garantías del embajador en EE.UU. y hermano de Mohamed bin Salman). El oficial de inteligencia que le atendió y le dijo que volviera el día 2 a buscar sus documentos tuvo que ser el agregado de seguridad Ahmed Abulah al Muzaini. En las grabaciones aparecen éste así como el cónsul Mohamed al Otaibi.
En los quince minutos previos a la llegada de Khashoggi, los quince miembros del equipo llegados de Riad ya están allí. Revisan el plan y hablan de la distribución de tareas. Entre ellos se encuentran el famoso forense capaz de desmembrar un cuerpo y el individuo que hará de doble de la víctima saliendo a la calle.
Abdulkadir Selvi subraya lo premeditado del plan al decir que a lo largo de siete minutos de grabación se oyen “los intentos desesperados de Khashoggi por sobrevivir” y que “no hay indicios de que nadie trate de persuadirle” de regresar a su país tal como argumenta la versión saudí.
Maher Abdulaziz Mutrib, el conocido guardaespaldas de Bin Salman que le acompaña en sus viajes (y suele aparecer en fotografías, por ejemplo en Madrid) habría sido el jefe del equipo ejecutor. Mutrib hizo hasta 19 llamadas a Riad, cuatro de ellas a Saud al Qahtani, el agente represor favorito del príncipe, que se ocupa de perseguir la disidencia.
Los expertos que acompañaron a la jefa de la CIA, Gina Haspel, en su visita a Turquía el 23 de octubre habrían pulido las grabaciones turcas hasta captar una frase de Mutrib parecida a esta: “Dile a tu jefe que ya está hecho”. El receptor sería Al Qahtani, quien habría dirigido la operación, y el mencionado “jefe” no sería el príncipe Salman sino el número dos de la inteligencia saudí, el general Ahmed al Asiri, a quien la prensa estadounidense ha vinculado con planes destinados al asesinato de iraníes.
Si por un lado no se sostiene la versión oficial saudí según la cual Bin Salman no sabía nada, por otro la participación de al menos dos hombres de su máxima confianza –Mutrib y Al Qahtani– anima a descartar un hipotético complot destinado a comprometerlo con un asesinato político chapucero, digno de pasar al manual del espía como ejemplo de todo lo que no se debe hacer.
Oración fúnebre por Khashoggi en Medina, La Meca, Estambul, Yakarta, Londres..., a petición de su novia
En las grabaciones “no hay indicios de que nadie trate de persuadirle” de regresar a su país